Oye, hijo mío, el silencio.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
dónde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo.
federico
el silencio es la frontera
que a la madrugada
y a la noche separa
dónde se embarcan
en su puerto
naves que al naufragio
zarpan
dónde los límites de la razón
callan
y el duende toma el mando
sin decir palabra
el silencio es la frontera
por dónde todo pasa
una sabana que un pájaro
en el mar levanta
azul malva
que nos descubre
como apariencias vanas
sombras ya sin ruídos
que al caminar
diluyen la vida y la muerte
en unicidad
donde habita la nada
el silencio y la nada
son hermanos
que sin conocerse
van de la mano
y saludan a los que pasan
el silencio es también paradoja
sobre la que podemos escuchar
las voces de los que le arrancaron
el cuerpo y el alma
y de los que nunca han nacido
y naceran mañana
nada de lo que escribo es mio
es del silencio que me dicta
desde lejos
desde grandes distancias
quizas de otro lugar del cosmos
mas alla de lo conocido
de lo que nunca oimos
nos falta silencio
parada
y bajar de este de-mente tobogan
que a la alcantarilla baja
a desahogar inutilidades nefastas
que van al mar
de sacrilegas campanas
y risas distorsionadas
hasta que una sabana
que un pájaro
en ese mar levanta
azul malva
nos descubre
como apariencias vanas
.................................
Todo lo ha escrito el silencio.
No preguntarme nada
O preguntarle a Federico
que él si sabe lo que pasa:
'No preguntarme nada.
He visto que las cosas
cuando buscan su curso
cuando buscan su curso
encuentran su vacío'.
Las dos de la madrugada.
La iglesia de Sant Antoni Abat
da dos campanadas.
El Santo,
en la cúpula del templo,
en permanente silencio
donde resbalan valles y ecos,
parece vigilar la ciudad
durmiendo...
