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Atinos y Desatinos
Hemos compuesto dos versiones del Día se San Valetín,
un santo que, por cierto, fue célibe y no conoció el amor; asi que tenemos el Día Célibe del Amor, pero no diverjamos.
Dos versiones, la primera, la de ayer, fue sobre el Amor
de per se (lo personal, lo que todos y todas experimentamos y se agarra a nuestro cuello hasta ahogarnos), ese tigre que se nos echa encima cuando, tan tranquilos, por la selva de la vida caminamos.
La segunda, la de hoy --ésta--, la llamamos la de mineros de estrellas, esos que bajan a la profundidad de la tierra buscando, buscando siempre, el mineral matrix del que estan hechas las estrellas (todos estamos hechos de ese mismo polvo), nuestras estrellas, ya perdidas en las inconmensurables distancias de nuestra evolución, fósiles enterrados en la profundidad paleontológica de esta tierra que pisamos sin darnos cuenta y que nos dice que siempre estamos ensayandolo todo a ver si atinamos
con la certera respuesta.
Pero hoy, día de San Valentín, el Célibe,
celebramos uno de nuestros Atinos:
ME QUEDO CONTIGO,
ya lejos de nuestra "familia consanguinea",
que, seguimos creyendo,
es el San Valentín, el Célibe,
más democrático que hemos tenido.
