España es el trampolín de ataque
para los crimenes del imperialismo
contra la Humanidad
y barricada protectora y contenedora
en caso de guerra nuclear.
En éste 'tema' transcendental,
el público, el "we, the people",
¿tiene derecho a 'votar'?
La visita que Felipe VI de España realiza este martes a la base militar de Torrejón de Ardoz, en Madrid, constata la implicación guerrera y otanista de la monarquía española, denuncia a Sputnik Nóvosti Ángeles Maestro exdiputada por Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados y portavoz de Plataforma Global contra la Guerra.
La visita de hoy del rey de España a la base "corresponde a la implicación guerrera y otanista de la monarquía española que ya representó su padre y que el hijo reafirma" denuncia la activista.
El rey visita hoy la base para conocer cómo funciona el centro de control dependiente de la estructura de mando de la OTAN y desde el que se supervisan las operaciones aéreas europeas.
La OTAN dispone de dos centros de operaciones: uno, en Uedem (Alemania), centrado en el flanco norte de Europa y otro, en Torrejón de Ardoz, el CAOC, que controla la zona sur.
El Centro Combinado de Operaciones Aéreas de Torrejón (CAOC, por sus siglas en inglés) tiene como objetivo planear, dirigir, coordinar, supervisar, analizar e informar sobre las operaciones de ataques aéreos, siguiendo las directivas del General estadounidense Phil Breed-love, Jeje de la OTAN.
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Repasemos, a grosso modo,
parte de la historia al respecto:
PUBLICO. Internacional
Publicado: 12.04.2013 18:47 | Actualizado: 17.12.2014 17:17
El régimen intentó que Washington se comprometiera a presionar a Londres por Gibraltar y garantizara la defensa de España en caso de ataque. Amenazó con obligarle a retirar todas las tropas. Al final el rey firmó un Tratado cuya finalidad era la modernización del Ejército para sentar las bases de la entrada de España en la Alianza
Si algo demostraron aquellas negociaciones de la dictadura con Henry Kissinger por las bases militares es que con el fervor y orgullo patrios no se va a ninguna parte.
(Equivocada terminologia. Que fervor y orgullo patrios ni que ocho cuartos...Intereses de clase. La oligarquia española necesita las bases tanto como los intereses hegemonicos del imperio. Es una acuerdo entre piratas con barcos de guerra, por estribor, y piratas con botes de remos por babor)
El resultado fue que por mucho que te creas el ombligo del mundo --ya sea por hacer de puerta del Mediterráneo o porque sin ti el euro se hunde-- cuando lo que tienes enfrente es mucho más poderoso que tú, al final dices a todo que sí y ya te las arreglarás para explicárselo (o no) a los de casa.
El caudillo sentía que poner a disposición de Occidente bases como la de Rota, que hacía de lanzadera de la Sexta Flota, probaba su gran compromiso en la lucha contra el comunismo.
Además, el régimen podía presumir de una presunta relevancia internacional y se beneficiaba de los créditos financieros derivados del pacto.
Europa nos seguía marginando por tener a un dictador como jefe de patio y el Ejército se sentía colonizado y en inferioridad. Además, la Casa Blanca no era transparente con el régimen en algunos aspectos de su estrategia militar que no estaban contemplados en el contrato.
Por ejemplo, la presencia de buques y submarinos nucleares en nuestras costas, que EEUU usara las bases en España para aprovisionar a Israel o que su naves atracasen en nuestros puertos a repostar sin previo aviso. OTAN no, si no se muere Franco
El planteamiento inicial del franquismo en las negociaciones era que la OTAN estaba obligada a reconocer la aportación española ya que las bases no servían sólo para que EEUU hiciera de guardián del mundo, sino que eran un elemento clave de la defensa de los socios de la Alianza Atlántica.
Kissinger prometió a España presionar para que entrara en la OTAN pero en realidad sólo trató de programar unas maniobras militares
Por su parte, el embajador estadounidense en Madrid, Horacio Rivero, no veía por qué EEUU no iba a "maximizar la utilidad de todos los recursos compatibles con las exigencias estratégicas de la OTAN". "La cooperación de España con la OTAN debe ser vista así, más que considerarla como un paso adelante para una eventual incorporación que, por otra parte, siempre podrá ser vetada por cualquiera de los Estados miembros".
En 1974 Estados Unidos firmó una declaración alabando a España por su "defensa del mundo libre" para sacar ventaja en las negociaciones
Más tarde, Carrero Blanco desmentiría a su ministro tranquilizando al embajador al aclararle que para él eran dos temas completamente diferentes.Amenaza como técnica negociadora.
Cortina amenazó a Kissinger con que si no se firmaba el nuevo acuerdo antes del 25 de septiembre, EEUU tendría que irse.
Stabler comprobaría su descontento en el transcurso de una charla con el teniente coronel José Duret, quien le vino a decir que lo de las maniobras conjuntas era un cuento difícil de tragar.
También le dijo que las bases estadounidenses constituían más un peligro que un seguro defensivo. Stabler, al ver la actitud de los militares, recomendó a Kissinger de nuevo cerrar el acuerdo antes de que muriera Franco.
Sin embargo, a esas alturas el embajador había establecido una relación fluida y muy productiva con el príncipe Juan Carlos, por lo que tampoco descartaba que la situación se pudiera desbloquear una vez heredara la Jefatura del Estado.
Otros pensaban más en la OTAN que en el acuerdo sobre las bases en sí. Los más seguían con la idea de que si se alargaba la firma forzarían a EEUU a aceptar la defensa de España en caso de ataque y que Kissinger entraría por el aro si le amenazaban.
Los mandos del Ejército siguieron presionando de un modo muy poco sutil. Stabler envió un cable a Kissinger el 23 de septiembre informándole de que los españoles habían prohibido a los estadounidenses hacer cualquier tipo de obra de reestructuración en la base de Rota a partir del 26 de ese mes. Acuerdo pese a las ejecuciones. Nada que no se pudiera solucionar.
El 4 de octubre, cuando toda Europa había retirado a sus embajadores en Madrid por la ejecución de tres integrantes del FRAP y dos de ETA, Kissinger y el ministro Cortina se reunieron y alcanzaron un acuerdo por el que EEUU mantendría toda su presencia en España a cambio de una gran inversión en la modernización total del Ejército español.
Las tensiones en el Sáhara y la muerte de Franco dejaron en punto muerto las negociaciones, pero aun así el secretario de Estado, que había mostrado todo su apoyo al príncipe Juan Carlos como único guía posible de la transición, consiguió el 16 de diciembre un compromiso del recién nombrado ministro de Exteriores, José María de Areilza, el conde de Motrico.
El rey pidió a través de Areilza que el texto tuviera entidad de tratado porque eso tendría más impacto en la opinión pública española
El jefe de la diplomacia de EEUU le contestó que no creía que el Senado (Cámara por la que tenía que pasar el nuevo acuerdo si iba a ser un tratado) fuera a poner ningún tipo de problema.
El acuerdo económico, militar, en ciencia y tecnología, educación, agricultura y cultura superaría los mil millones de dólares.
Los estadounidenses, eso sí, se verían obligados a retirar sus submarinos con cabezas nucleares de Rota antes de 1980. (Fue una treta: volverian al poco tiempo)