y otras veces es el equipaje el que nos hace a nosotros.
Es la diferencia fundamental
que existe entre los viajes que hacemos en vida
y el Viaje Final de la Partida.
Y es que la mortaja es la que nos hace a nosotros,
no nosotros a ella.
"La mortaja" --el equipaje final--,
decía el Poeta Prometéico, Leon Felipe,
"no es más que un lijero vestido de viaje;
los clásicos sastres funerarios solían cortarla
amplia y de una blanca y recia tela de lino
...como la vela de una barca latina;
había que darle ventajas y facilidades al Viento
...que el Viento es quien nos mueve y empuja,
quíen nos trae y nos lleva sin descanso
en éste trasiego incesante de la Vida"
Pero, créemos ahora,
con León Felipe,
y pensándolo bien,
que no existe ese Viaje Final.
Así lo dice él:
"...!No hay muerte!
Ya os he dicho que una mortaja es una vela
...y el viajero se vá. Luego viene otra vez
...y se vuelve a marchar
...Todo es como un comercio marinero y contínuo
entre unas tierras bajas y sombrías
y otras mas lejanas que estan cerca del Sol.
Y caminamos con la mortaja...con la vela hizada...
por un espacio misterioso y redondo que es el Tiempo"
Entónces nos tendremos que autocorregir
y llegar a la conclusión de que nunca el equipaje
nos hace a nosotros,
porque la mortaja,
el último equipaje,
es tan sólo una vela hizada...
por un espacio misterioso
y redondo que es el Tiempo
...dónde, ya,
viajero y equipaje son uno sólo.