Presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D’Escoto Brockmann
"Muchas gracias mi querido presidente, Hugo Chávez, por esta invitación, de estar aquí con ustedes.
Estoy feliz de ver que el presidente Evo Morales está aquí con nosotros, en buena situación y habiendo logrado el objetivo que se propuso con el ayuno por su pueblo. Y también estoy feliz de ver aquí a mi querido amigo Fernando Lugo, aquí me parece que es dónde pertenece claramente.
Presidentes y primeros ministros, mi propósito de venir aquí en este momento no es tanto para invitarlos, no era necesario venir para hacer eso, además ya está saliendo la carta, hoy ya salió (ayer) a todos los presidentes, primeros ministros de todo el mundo, invitándolos a que acudan a la reunión del más alto nivel del grupo 192 a celebrarse en Naciones Unidas los primeros tres días de junio.
Decía el presidente Chávez que lo fundamental en esta reflexión que estamos teniendo ahorita es la crisis. Y las crisis no necesariamente tienen que ser el umbral a una tragedia humanitaria, deberían ser oportunidades para tomar un nuevo rumbo. Eso es lo que estamos tratando de hacer.
Por voluntad de ustedes, presidentes y primeros ministros, estoy ahora presidiendo la Asamblea General de Naciones Unidas, pero hay que estar claros, Naciones Unidas es una dictadura.
Nuestro hermano y gran maestro Fidel Castro hace mucho tiempo que viene hablando de la necesidad de democratizar las Naciones Unidas...
Asistentes [aplausos].
Y ese es precisamente el objetivo fundamental que nos hemos propuesto.
Estaba diciendo el presidente Hugo Chávez, y creo que el presidente Zelaya antes hacía una reflexión sobre democracia, y cómo esos que andan siempre con la cancioncita de la democracia, y que ponen la democracia como condicionamiento para sus propósitos, esos están dispuestos a asesinar a cientos de miles de seres humanos, supuestamente en aras de la democracia, ponen todos los obstáculos imaginables para impedir la democratización de Naciones Unidas.
Asistentes [aplausos].
Eso es algo que yo lo repito y lo repito en el seno de la Asamblea General.
Hablando de aprovechar las oportunidades. Prácticamente el día que asumí la presidencia estalló frente a nosotros esta tremenda crisis, se consideraba que era una crisis financiera, tomó como un mes o dos meses para que empezaran a hablar de que además de financiera era una crisis económica.
Y nosotros en Naciones Unidas, es decir a la Asamblea General no se le ha permitido nunca inmiscuirse en este tipo de temas financieros y económicos, esos son temas que han sido siempre reservados para las instituciones de Bretton Woods.
Pero se me ocurrió que era increíble que la organización mundial más importante no tuviera nada que decir, y entonces me puse a armar un diálogo interactivo, buscando los mejores economistas, los más connotados del mundo. Se opusieron los que siempre se oponen a todo lo que quiero hacer, los Estados Unidos y Europa, pero lo hicimos con mucho éxito, y eso nos permitió seguir adelante y dar la batalla en Doha.
Lo que se logró en Doha, Qatar, no tenía precedentes, porque ahí 153 de los miembros de Naciones Unidas me mandataron a organizar, como presidente de la Asamblea General, una reunió para tratar el tema de la crisis financiera y económica, y el impacto que esta tiene sobre el desarrollo. Esto jamás se dió en la historia de Naciones Unidas. Pero también es cierto que jamás en la historia de Naciones Unidas había habido una crisis mundial de la envergadura, de las múltiples crisis convergentes del momento.
Lo que yo quiero decir, no quiero hacer una historia larga, quiero decirles que se ha avanzado muchísimo, pero estamos llegando a un momento en lo que podemos hacer nosotros ya está llegando a su máximo nivel.
Ahora depende de los presidentes. Para que la Asamblea General sea tomada en cuenta en esta próxima reunión tenemos que tener una participación a nivel de jefes de Estado y de Gobierno.
Los europeos han estado pretendiendo bajarles el perfil, y por una serie de medidas; pero es evidente que si los jefes de Estado no concurren no tendremos éxito. Esta es la primera vez en la historia que la gobernanza financiera y económica mundial no será fijada, o no será impuesta por el que ganó la última guerra. Siempre había sido así, los vencedores imponían su sistema. Esta es la primera vez que puede ser diferente y puede ser si los presidentes acuden.
Pronto van a tener ustedes la propuesta que hemos venido trabajando, han oído que el profesor Stiglitz está coordinando la comisión presidencial de expertos, pero la propuesta la voy a hacer yo, porque es la propuesta del presidente a los jefes de Estado.
Y yo quisiera que todos los presidentes aquí reunidos y primeros ministros se comprometan en primer lugar con atender personalmente a la reunión; y en segundo lugar promover entre sus homólogos compañeros en la América, para que todos ellos también acudan.
Entonces sí es que podemos garantizar que tendremos un ordenamiento económico y financiero, monetario, comercial mundial, donde el ser humano sea el centro y no el objetivo de maximización del lucro o de la ganancia.
Yo agradezco haber tenido esta oportunidad para invitarlos, tratar de motivarlos a que se comprometan a asistir, y agradezco mucho al presidente Chávez la oportunidad que me ha brindado para hacer este llamado, esta invitación"
Asistentes [aplausos].
Presidente Chávez
Muchísimas gracias a don Miguel D’Escoto, presidente de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. Atinados comentarios. Canciller del Gobierno Sandinista de 1979 al 90.
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Post Data
Si, como dice el Padre D'Escoto: "hay que estar claros, Naciones Unidas es una dictadura". Pero nos tenemos que preguntar, dadas las inmanentes características de los poderosos países capitalistas que la componen: ¿podría ser las Naciones Unidas una organización democrática? Imposible.
Imposible porque ello no reflejaría en absoluto a esos píses, ni, por cierto --exceptuando contadas excepciones-- a la mayoría de los países capitalistas que forman parte de ella. El argumento es apodíctico. Lo curioso y significativo es que, precisamente, fue Fidel Castro, de la llamada --por los mismos que impiden su democratización-- Cuba totalitaria, el que siempre hablaba e insistía en democratizarla. Paradojas y disonancias de la dictadura capitalista, siempre tan bien maquillada tras su vistoso escaparate de luces y reflectores que ocultan las sombras de una realidad que podría encajar perfectamente en las palabras evangélicas de cuelan el mosquito y se tragan el camello. Un camello que, con muchísimas jorobas, recorre los desiertos haciendonos creer que en él abundan esos vergeles y libertades cuyos jardineros son los que, precisamente --como dice el Padre D'Escoto--, son los que siempre estan dispuestos a asesinar a cientos de miles de seres humanos en aras de la democracia. Esta muy claro. Tan claro en su luz que encandila...