El informe, que se debatirá en el Consejo de Derechos Humanos, acusa a las tropas ucranianas de cometer asesinatos premeditados al capturar a soldados rusos o prorrusos, y de amenazar a un soldado ruso con la castración ante las cámaras.
El Alto Comisionado ha documentado 45 casos de tortura, en los que civiles ucranianos, policías y personal de la defensa territorial atan a personas a postes eléctricos o árboles, las lesionan parcial o totalmente, las rocían con pintura o las electrocutan, y marcan sus cuerpos y ropas con la palabra “merodeador”.
Algunos de ellos han sido atados en público por ser gitanos, lo que ha ocasionado protestas por racismo, incluso en España.
La organización citó unos vídeos publicados en las redes sociales en los que se muestra que las tropas ucranianas obligan a los prisioneros de guerra rusos a pedir disculpas al pueblo ucraniano y a glorificar a las tropas ucranianas, lo que, en su opinión, constituye “una violación de las leyes y costumbres de la guerra”.
El informe de la ONU también se refiere a la vulnerabilidad de las mujeres y niñas ucranianas a la explotación sexual y a la trata de personas cuando cruzan la frontera ucraniana.
El embajador de Rusia en Estados Unidos, Anatoly Antonov, se refirió a las prácticas de los fascistas ucranianos, diciendo que eran la única amenaza para los civiles en Ucrania.
Antonov señaló que los fascistas “colocan los tanques y la artillería cerca de los jardines de infancia y la escuelas, preparan posiciones de tiro en los tejados de las casas y se esconden detrás de las mujeres y los niños, con el fin de infligir el mayor número posible de víctimas civiles”.