Goethe
Hoy, la mejor arma que posee
la dictadura capitalista es la "libertad".
No falla.
Es eficaz hasta contra los disidentes
mas inteligentes y osados.
Esta basada en un truco muy bien trabajado,
pero que ha necesitado siglos de ensayos,
prácticas y pruebas
para alcanzar su perfección operativa actual.
Primero llega Jean-Jacques Rousseau
y nos suelta, así, a boca-jarrro,
que "el hombre nace libre,
pero en todos lados está encadenado",
es decir, sin libertad,
y nos deja desconcertados.
Después, Johann Wolfgang von Goethe
remacha el clavo y nos dice
que "nadie está más desesperadamente esclavizado que aquellos que falsamente
creen ser libres"
Y Orwell asegura las bisagras
de la puerta que ya iba girando
con aquella famosa trilogía
que nos dejó pasmados:
"La guerra es paz,
la libertad es esclavitud,
la ignorancia es la fuerza",
espejo de alcoba del "free world".
Después entran en escena
los líderes de ese "free world" con su NED,
La National Endowment for Democracy,
Supporting Freedom Around the World,
y amarran y sueltan el candado,
dependiendo de cada caso,
con un pretérito pluscuamperfecto
indispensable para unir la "libertad"
a su pedestal más sagrado:
la "democracia"
Pero queda el maquillaje final
del maniquí que en el escaparete
tienen montado:
las elecciones
y los partidos políticos
por los que la gente han votado
Y asi queda el espectáculo organizado:
¡Pasen, pasen, señoras y caballeros
a disfrutar de la "libertad"
con la que han elegido a sus candidatos!
Esto es lo que he sentido
al ver en la televisión
'El precio de la libertad',
un thriller que narra la historia
de Mario Onaindía (Quim Gutiérrez),
símbolo de la lucha por la libertad
y contra el terrorismo.
Y es que la dictadura capitalista
no podría funcionar
sin su hija predilecta: la "libertad"
Y nosotros, desde aqui,
desde esta bitácora de barco varado,
los felicitamos,
es más: los admiramos:
!Chapo, Ladies and Getleman,
por su Opus Dei
tan excelentemente diseñado!
¡Cuanto habéis aprendido
desde aquella entrevista que Franco
le concedió al periodista del Chicago Tribune,
Jay Allen, cuando éste le dijo
que para llevar sus planes a cabo tendría
que fusilar a media España
y el 'Caudillo' le contestó:
'He dicho a cualquier precio'...!
No se por qué,
esguinzes misteriosos del subconsciente,
después de ver el 'El precio de la libertad'
me acordé del otro precio de Franco.
Vaya usted a saber
en qué estaba pensando...
¿Será que, tal vez,
en la Dictadura de la Libertad,
'El Precio de la Libertad'
no tiene mas remedio que sustentarse en
El Precio de la Masacre
de tener la libertad
de fusilar a media España,
o al medio país de turno,
para soportar el
Freedom Around the World?