La 'familia real' a la mesa como cualquier familia.
Son asequiblemente humanos como todos nosotros.
No lo olvidemos.
Este anuncio comercial
de ochenta y cuatro minutos
sobre la "familia real" española
--superado tan sólo por la firma
comercial de Coca Cola--,
forma parte de un programa de publicidad
de mil cuatrocientos cuarenta minutos
que, todos los días,
en las diversas áreas sociales
y políticas a vender,
se repite en todo el país
para mantener
el idiotismo colectivo
y la degradante infantilización
de la población
en buen estado de salud.
Este anuncio comercial
de ochenta y cuatro minutos
sobre la "familia real" española
--superado tan sólo por la firma
comercial de Coca Cola--
para querer presentárnosla
como una "una típica y normal
familia en su rutina diaria"...
en medio de la también típica y normal
explotación, expolio, pobreza
y desesperación en la que está sumida
la clase trabajadora del pueblo español,
es, por decir poco,
una insultiva, inadmisible,
reptiliana y burda propaganda
que humilla la inteligencia
y dignidad de todos nosotros
y que tiene que ser respondida,
denunciada y llamada
por sus genuínios y apropiados nombres
para, por lo menos,
usando las únicas armas
que tenemos a nuestro alcance,
intentar despertar la concienciación
sobre ésta inflamante situación
en la que un rey franquista
(al que nadie ha votado,
y en medio de una debaclé económica
que reduce al país a la crasa esclavitud)
lleva a cabo un comercial
sobre su familia para hacer ver
que ellos representan una cotidianidad
semejanteal resto de sus súbditos...
Si, mantener el nivel de idiotismo
de la población requiere
continuos comerciales
de ochenta y cuatro minutos
hasta llenar con ellos
los mil cuatrocientos cuarenta minutos
del día entero...
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Si.
La historia de España es una Pirámide Truncada
de comerciales de 'familias reales'
que pululan por todos lados.
Todos lo sabemos
Todos lo callamos
Todos miramos para otro lado.
Porque, quizás, todos estemos truncados.
Sin vértice
Con miedo
Traumatizados
Alzheimerizados
Y es por por ello
que, al haberse perdido la memoria,
no recordemos
lo que ha pasado y está pasando,
y no veamos el vértice,
el insulto,
de todas las pirámides
que nos han truncado.