El Barco de los Locos,
sí, de acuerdo, pero en el cúal
el Consejo de Administración,
los inversionistas de la compañía naviera
dueña del mismo,
éstan cuerdos, muy cuerdos,
y, al llevar el timón del Barco,
siempre lo dirigen muy cuerdamente
al puerto de sus intereses.
No olvidemos éste dialéctico
contradictio in terminis e in adjecto
entre locura y cordura,
aúnque, en realidad,
no hay contradicción alguna:
simplemente es la necesaria
y funcional antítesis que rige el régimen
del cuaderno de bitácora de abordo.
Asi que no lo olvidemos.
Porque si lo olvidamos
y no lo tenemos en cuenta
terminaremos más locos y alienados
de lo que ya vamos
en ésta demencial navegación
También tenemos que tener en cuenta
que los componentes
de tal Consejo de Administración,
naturalmente, se quedan en tierra,
no navegan en el Barco de los Locos.
Para eso les pagan al capitán,
a la oficialidad y a la tripulación.
(locos pagados)
Y nosotros, los pasajeros
le pagamos a ellos, a los dueños,
(locos que pagan)
A fín de cuentas estamos pagando
para navegar, para sobrevivir,
y mantener así nuestra propia locura.
(Y es que los locos,
en términos clínicos y sociales,
siempre van contra sus intereses)
Ahora el Barco de los Locos
cobra una semántica más completa
y en consonancia
con la genuína realidad
del mar por dónde navegamos.
PD:
Un servidor va de polizón.
Por eso puedo decir éstas cosas.