Ladra un perro.
Cantan unos pájaros.
La luz del alba abre el día
a postrarse en sus santuarios.
Todo simple.
Exacto.
Unas matemáticas inexorables
repitiéndo sus cálculos.
Es el hábito del Universo,
sus orillas,
sus circunvalaciones,
sus sísifos,
sus rosarios.
¿Desde cuándo?
¿Hasta cuándo?
Otra vez repite el camino
un plan trazado:
día y noche
de un mundo
de luz y sombras
que nos ha creado
dónde no hemos hallado
lo que buscamos,
que nos posee,
que nos trae,
que nos lleva,
sin preguntarnos...
¿Desde cuándo?
¿Hasta cuándo?
Y aquí,
en éste planeta
dónde estamos,
dónde una vez apareció la vida,
la conciencia,
el alba y el ocaso,
dónde ahora ladra un perro
y cantan los pájaros,
el hombre,
en su naufragio,
se pregunta:
¿Desde cuándo?
¿Hasta cuándo?
Un alfa y un omega
que llevamos clavados,
arrastrándonos,
sin saber qué ha pasado,
ni el por qué ni el cómo
la vida y la muerte,
el alba y el ocaso,
se enlazan,
se complementan,
se derriten en nosotros
sin que sepamos descifrarlos...
Ladra un perro.
Cantan unos pájaros.
La luz del alba abre el día
a postrarse en sus santuarios.
Todo simple.
Exacto.
Y una inexactitud de hierro
nos sigue taladrando:
¿Desde cuándo?
¿Hasta cuándo?