Si.
Una mala noticia.
Nos han quitado la Nada,
ese último refugio que nos quedaba
dónde esperábamos
construir nuestra eterna morada.
Hay que dar la voz de alarma
y tratar de recuperarla!
A la pregunta de ¿qué nos queda ahora?
ya no podemos responder con Nada.
Los físicos nos han arruinado la respuesta
porque la Nada no existe: es Algo.
Porque nosotros habíamos sido
unos enamorados de la Nada,
de la ausencia de todo,
de la carencia de todo,
del vacio,
de los 18 vacios del Zen,
de todo lo que vemos y tocamos.
Siempre alcanzabamos el Nirvana
pensando en la inexistencia de lo existente.
Pues se acabó.
Ni ésto nos queda ahora!
Todo se nos vino abajo.
Porque teníamos la sublime esperanza
--la que nos mantenía a flote
sobre el espejismo de las cosas--
de que después de muertos iríamos
a descansar a la Nada.
Hasta habíamos encargado la lápida:
"Que en Nada descanse"
Pués nada,
ni ésto nos queda ya...
Con lo bien que estábamos soñando
que un día
iríamos a Ella a que nos acogiera
entre sus cariñosos brazos
para que nos acunasen in eternis...!
Pués también hemos perdido ésto.
Difícilisimos tiempos nos han tocado vivir.
Ya, nunca más,
podremos leer con los mismos ojos
L´être et le néant,
El ser y la Nada,
del pensador francés.
Una pena.
Una pena porque ahora ya no le podemos contraponer al ser lo que le daba vida:
su antónimo, la Nada.
Es como si el circulo del ying-yang
se nos hubiése desbaratado para siempre.
Una tragedia.
La teoría cuántica sugiere que la nada es en realidad algo. Según esta, incluso el vacío más vacío estaría lleno de diminutas partículas elementares que oscilan dentro y fuera de la existencia en lapsos de tiempo demasiado cortos como para poder ser observados. O sea, partículas que aparecen y desaparecen irregularmente sin ninguna causa evidente. Al menos en la teoría.
En la práctica, los científicos no suelen sentirse cómodos tratando fenómenos que no pueden ser observados. Es por eso la importancia de la investigación que ha realizado un equipo de la Universidad de Konstanz (Alemania) bajo la dirección del profesor Alfred Leitenstorfer. Según su reporte, recientemente publicado en la revista Nature, lo que solemos llamar 'la nada' a nivel cuántico no es simplemente 'algo', sino que además ese 'algo' se puede observar e incluso manipular, y tal vez hasta captar.
Asi que ya lo sabéis:
El título del trabajo del pensador francés:
"L´être et le néant",
nos lo han convertivo en:
"L´être et quelque chose",
"El ser y algo"
Ya el 'ser' no está sólo:
está acompañado
Una tragedia por todos lados...