La tradición marxista asume, desde sus orígenes, con los escritos de Karl Marx y Friedrich Engels, la lucha por la liberación de la mujer. Ya desde el Manifiesto Comunista, Marx y Engels argumentaron como la clase dominante oprime a las mujeres, relegándolas a ciudadanas de segunda clase en la sociedad y dentro de la familia.
Marx no dedicó mucho espacio en El Capital a describir el papel que cumple el trabajo doméstico de las mujeres bajo el capitalismo. Tampoco examinó el origen de la opresión de la mujer en la sociedad de clases, a pesar de que tomó extensas notas etnológicas sobre este tema hacia el final de su vida.
Después de la muerte de Marx, Engels utilizó algunas de aquellas notas para su libro: El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, donde analizaba el surgimiento de la opresión de las mujeres como el producto de la aparición de la sociedad de clases y de la familia nuclear.
A pesar de que han sido necesarias varias revisiones para actualizar las tesis del libro de Engels, fueron pioneras, en su momento, como contribución a la comprensión de la opresión de las mujeres; en particular, porque Engels escribía en la Inglaterra victoriana, que no era, desde luego, una era ilustrada en lo que se refiere a la situación de las mujeres.
De hecho, en El Origen es más que notable la cuidadosa atención que Engels dedica a los aspectos personales de la opresión de las mujeres dentro del marco familiar, incluyendo la extrema degradación sufrida por las mujeres a manos de sus maridos, con un grado de desigualdad desconocida en las sociedades anteriores.
Engels califica el surgimiento de la familia nuclear como la derrota histórica del sexo femenino a nivel mundial. Aunque las notas de Marx sugieren que esta derrota histórica mundial se inicia y desarrolla durante un periodo de tiempo mas extenso, precediendo y conduciendo a la aparición de la sociedad de clases, con el resultado final de un enorme retroceso en la igualdad de las mujeres respecto de los hombres.
de la violencia y crasas desigualdades sociales
que con-forman (y de-formam) una sociedad
que dice combatir las mismas distorsiones
que, precisamente, ella misma provocava.