El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, por medio de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, presta el Servicio telefónico de información y de asesoramiento jurídico en materia de violencia de éste género, a través del número telefónico de marcación
--Rinnnnn...
--¿En qué la puedo ayudar?--
(Se oyen unos llantos)
--...¿Oíga...¿me escucha?...Cálmese,
traquilízese...cuénteme, ¿qué le ocurre?
--...Es que estoy siéndo víctima de violencia de género, pero de género económico, y no sé dónde llamar.
--¿Es que le está pegando su marido?
--No, mi esposo no, mi otro marido, el trabajo, con el cúal estaba casada hace muchos años y hace ya meses que lo he perdido después de haberme tratado a golpes, haberme humillado y despedido...y ahora no encuentro ningún empleo y ésto es sumamente violento porque tenemos tres hijos y mi esposo no puede trabajar porque está enfermo...y estoy desesperada...desesperada...
(Más llantos)
--Cálmese...Bueno, usted sabe que aquí sólo tratamos casos de violencia doméstica
--Si, lo sé, pero al leer eso de Servicios Sociales e Igualdad, he pensado que, debido a tanta Desigualdad económica como hay, éste tipo de violencia de no poder comer suficiente, no poder mantener a nuestros hijos y el no poder pagar el alquiler, estamos esperando el desahucio de un dia a otro, calificaban para denunciar ésta tremenda violencia de género economico cuyas heridas, no solamente las estamos recibiéndo nosotros, sino tantas personas...Y como siempre escuchamos en los programas de violencia doméstica que no nos quedemos calladas, que denunciémos nuestros casos, que no tengamos verguenza, pués me he hecho la valiente y aqui estoy...
(Pausa al otro lado de la línea)
--Bueno, mire, lo que podríamos hacer en su caso, ya que ésta es la oficina de la Igualdad, es que, primero, se pase usted por aquí para levantar una denuncia reglamentaria, y, después, al revés de lo que hacemos normalmente en los casos típicos de violencia en la pareja, que emitimos una orden judicial para que el marido agresor no se pueda acercar a su pareja, en su caso, como usted necesita de ésta clase de pareja, lo que haríamos es tratar de que un posible empleo, se acerque a usted para que pueda trabajar. ¿Qué le parece?
(Llantos)
--...Muchas gracias, muchas gracias....
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La violencia de género económico ha disparado el paro en la sociedad hasta unos niveles que no tienen precedentes (5.639.500 de desempleados; 24,44% de la población activa).
En el transcurso del último año, el número de desempleados se ha incrementado en 729.400 y el gobierno admite como probable -según las previsiones sobre las que ha presentado la Ley de Presupuestos Generales del Estado- un aumento de 602.800 nuevos parados para el presente año.
Todo parece indicar que superaremos en breve el umbral de los seis millones de parados. En la actualidad hay 1.728.400 hogares con todos sus miembros en paro, una verdadera tragedia social. Aunque, por comparación, le pueda ir mejor las cosas a la población ocupada, quien aún conserva su puesto de trabajo tampoco ha salido indemne de la recesión, particularmente ese 34% de la clase trabajadora que se encuentra sumida en la más sangrante precariedad laboral.
Como consecuencia de todo ello se han incrementado notablemente los niveles de pobreza. Casi once millones y medio de personas, el 25,5% de la población, están en una situación o riesgo de pobreza y exclusión social en nuestro país.
La Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que 580.000 hogares no reciben rentas del trabajo ni ninguna prestación por desempleo o transferencia de la Seguridad Social (el 3,3% del total de los hogares españoles, un porcentaje que se ha visto incrementado en un 34% desde que comenzó la crisis). Por grupos de edad, la infancia es la que está sufriendo en una proporción mayor los impactos de esta situación.
Esta degradación social apenas la puede amortiguar el sistema público de protección social por las limitaciones e insuficiencias que desde su origen lastran su evolución y que, en la actualidad, se muestran más evidentes tras los ajustes presupuestarios y la reforma constitucional relativa a la limitación del déficit.
Recortes y reforma que, unidas a las del sistema de pensiones y a la del marco de relaciones laborales, han provocado un menoscabo sin precedentes de los derechos sociales de la ciudadanía.
Mientras, una minoría se está enriqueciendo con el sufrimiento ajeno. Nuestra sociedad se encuentra escindida. Tenemos una geografía social a dos velocidades. Al tiempo que se deterioran las condiciones sociales de la mayoría, el ingreso y la riqueza se están concentrando cada vez más en menos manos.
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