Bajamos de los árboles para enterrar la cabeza como el avestruz y hacer
de todo para nunca ver la luz...
Vivo bajo la fenomenológica impresión
de que ya no sabemos qué hacer.
Ya no sabemos cómo ponernos,
qué pensar,
qué escribir,
qué leer,
qué pintar,
qué filosofía creer,
cuál religión adoptar,
qué decir,
qué callar,
qué respetar,
qué implantar,
qué dioses inventar,
qué comprar,
qué desechar,
qué fabricar,
que inhalar,
que exalar,
qué política generar,
qué música interpretar,
qué libretto declamar,
qué castigar,
qué premiar,
qué legislar,
adónde navegar
y en qué puerto anclar...
es como si pensaramos
que la Tierra es plana
y siempre regresaramos,
vacíos y equivocados,
al mismo lugar
...y otra vez a empezar,
a ensayar otra nueva fórmula,
a intentarlo una vez más.
Vamos al garete,
a la deriva,
y apesar de la Crítica de la Razón Pura de Kant
y la Fenomenología del Espíritu de Hegel,
vivo bajo la fenomenológica impresión
de que ya no sabemos qué hacer
y sólo vamos, mulo ciego de noria,
dando vueltas y revueltas
en el Laberinto en el que estamos metidos
sin terminar de encontrar la salida
porque el hilo de Ariadna se nos partió
aquel día en el que nos embarcamos
en éste absurdo "progreso"
en el que, por cada problema que 'solucionamos',
nos creamos mil más.
Por eso hoy me he puesto a rezar
con Jean-Jacques Rousseau:
"Dios Todopoderoso:
Todo progreso ha consistido en pasos aparentes
hacia el mejoramiento del individuo,
pero en pasos reales hacia la ruína de la especie,
por eso, Dios Todopoderoso,
libéranos del Iluminismo y devuélvenos a la ignorancia,
la inocencia y la pobreza.
Amen"
Y he regresado a las fuentes de la sabiduría ancestral, esas que fueron masacradas para continuar al garete sin poder anclar:
"El hombre que se sienta en el suelo de su 'tipi', meditando sobre la vida y su sentido, aceptado la hermandad de todas las criaturas y concienzandose de la armonía de todas las cosas del Universo, está proyectando dentro de su ser la verdadera esencia de la civilización. Y cuándo el hombre nativo deja ésta forma, retarda el crecimiento y desarrollo de su humanización"
Chief Luther Standing Bear,
Tribu Poncas
Gran cazador, heroico guerrero, filósofo y elocuente orador, Crowfoot nació en 1821 en Blackfoot Crossing on the Bow River, hoy en día territorio de Alberta, Canada. De joven, pronto se distingió como el vocero de la Blackfoot Confederacy. En Septiembre de 1877, representando a su pueblo, no siendo sus deseos, pero creyendo en las palabras del hombre blanco, cedió 50.000 millas cuadradas de las praderas de su territorio al gobierno de Canada, lo que llevó a la rápida desaparición del búfalo y a una gran hambruna de los Blackfoot. En Abril de 1890, en en su lecho de muerte, sus palabras fueron sobre la fugacidad de la vida:
"¿Qué es la vida?
Es la fugacidad del resplandor
del relampago en la noche.
La exalación del respirar del búfalo
en el frío del invierno.
La efímera pequeña sombra
que pasa por la pradera
para perderse en el atardecer"?
Es éste 'tipi' que hemos perdido.
Ese suelo, la Tierra,
que nos han quitado,
dónde antes,
a pesar del temporal
dónde siempre cabalgamos,
sin cacharros ni muebles,
sin máquinas ni aparatos,
a meditar, en silencio,
nos sentabamos, cuándo
la verdadera esencia de la civilización
aún la teníamos en nuestras manos.
Es ese perínclito substratum
de aprehender el sentido
del tiempo y de la vida que pasa
cuándo, en armonía con la Naturaleza,
la verdadera esencia de la civilización
alcanza sus altas atalayas.
Atalayas desde dónde hoy veo pasar,
al garete y a la deriva,
la nave humana.