Wednesday, October 8, 2014
TERMINAREMOS TODOS SALTANDO POR LA BORDA...PERO CON ORDEN
Si, parece ser, según todos los estudios y predicciones, que estamos destinados a saltar por la borda, o, en el mejor de los casos, a bajar al mar en botes salvavidas, aúnque, obviamente, otros muchos muchísimos se ahogaran encerrados en las bodegas de tercera, cuarta y quinta clase...pero, eso si, con orden, claro, aúnque el orden en éste caso será diferente al conocido de las matemáticas, aquel que dice que el orden de los factores no altera el producto, porque aquí, en éste Naufragio, ésta regla no se cumplirá debido a que en éste caso si que se alterará el producto.
Un producto y unos factores que, históricamente, en el cuaderno de bitácora, se han venido acumulando por milenios porque ésta navegación humana es muy antigua.
Y es que, a bordo de ésta embarcación, todo ésto ya está convertido en productos alterados, tanto pasajeros como tripulación, porque no se puede alterar el orden como lo hemos hecho sin que todo quede, no ya alterado, sino descompuesto.
Descompuesto hasta el punto de que el primero en salvarse, en abandonar el barco, será el capitan, y con él, la oficialidad, al revés de lo que siempre nos cuentan cuándo estamos en el mar.
(Lo que aún no sabemos es qué ocurrirá con los polizones, aúnque nos tememos que, debido a que no han pagado, no tendran derecho a nada y se veran obligados a mezclarse con la multitud y arreglarselas como puedan, algo a lo que ya estan acostumbrados)
Pero lo curioso es que el desenlace final ocurrirá, precisamente, ahora, cuando navegamos bajo la bandera del Happy Cruises. Que paradoja, ¿no?
Ahora, cuándo más seguros deberíamos navegar con todos los adelantos tecnológicos que lleva nuestra nave ancestral; ahora, cuando las ciencias han hecho de ella una goleta que se creía inhundible en el mar. Que paradoja, ¿no?
Bueno, que le vamos hacer, así se han desarrollado las circunstancias humanas...para acabar saltando por la borda...¿Quíen nos lo iba a decir?
...Quíen nos lo iba a decir el día que, en los Astilleros del Progreso, votamos el barco en medio de la apoteosis de una gran fiesta.
Cuentan que aquel día, la botella de champan que se se usó en el ritual del bautizó de la nave antes de que se deslizará al agua, se rompió antes de chocar contra ella.
Y los viejos y sabios marineros que estaban presente en la cermonia auguraron que nada bueno iba a pasar, pero nadie los quiso escuchar, mucho menos los amos de la embarcación que tanto dinero se habían gastado en hacerla flotar. Por eso, cuándo más tarde naugragaría, fueron ellos los primeros en escapar.
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