L. ha salido hoy muy temprano a ver a una antigua amiga en Santa Mónica (Los Angeles) que se perdió por las brumas y laberintos del tiempo que nos va ovillando y que un día, por la esotérica internet, se encontraron después de cuatro decadas de apartados.
Cada una tomó la bifurcación
que el destino marca sin consultarnos.
L. saltó afuera del American Dream
buscando otros sueños menos rotulados,
y su amiga se quedó en la placenta
dónde perezosamente nos alimentamos.
Sendas y atajos
siempre en en el mismo ángulo topográfico:
encontrarnos, hallarnos,
despejar las incógnitas
del laberinto dónde navegamos.
Y yo me he quedado en casa
con mi joroba cargada de tiempo licuado,
inmerso y pensando
en el mysterium tremendum del paso-del-tiempo
y en todas esas medidas
y calibres que usamos para acotarlo
(que no se nos escape,
hay que encapsularlo),
cuentas de ese concatenado rosario
sobre el que vamos detallando
nuestro transcurrir y que llamamos años,
ajena medida a nuestra existencia
de números y circunvalaciones
de un planeta que nada tiene que ver
con la real Historia de los campamentos
dónde acampamos.
Á la recherché du temps passé
A la busqeda de los tiempos pasados,
donde el recuerdo cabalga
en un corcel poco domesticado (A)
La Historia son recuerdos enterrados.
Los recuerdos es tiempo embalsamado,
invernación esperando que el hielo
se derrita para aflorar afuera
y navegar por los arcanos espacios.
...Á la recherché siempre,
siempre,
para visualizer aquel paísaje
por el que pasamos de largo,
para rumiar aquella comida
que, sin masticarla, nos tragamos.
Y reconstruírlo todo, todo,
como si, por primera vez,
fuesemos a visitarlo.
¿Será cierto,
como dicen los apóstoles del quantum,
que el pasado se puede modificar,
recrear y vivir de forma distinta
a cómo ha pasado?
¿Es modificable el pasado,
lo que hemos vivido,
cuándo, desde el presente,
descorremos las cortinas
para ir en su busca y reavivarlo?
¿Son los 'proutsianos' Temps Retrouvé
el latido y pulso de cambiar el pasado
desde el ahora dónde estamos?
¿Y podemos, asi, modificarlo?
¿Y si fuese todo
como un palimpsesto profundo
dónde se van grabando las huellas
por dónde vamos caminando,
línea sobre línea,
gesto sobre gesto,
espacio sobre espacio,
y todo terminara formando
un sólo bloque,
todo apelmazado
en un sólo tiempo embalsamado
dónde ya no se distingue
el presente del pasado,
y dónde lo que ocurrió
se rehace de una manera
que no vimos cuándo en su momento
lo estabamos ejecutando,
pero que estaba allí, implícito,
agazapado, esperando
a ser descubierto 'a posteriori'
por los Temps Retrouvé
que nos cincelan una nueva escultura
que nunca sospechabamos?
Tal vez ésta nueva escultura de sí misma
es la que se encontrará L. en éste viaje a Santa Mónica
que la inálambrica internet --sin nuestro permiso--
a las dos viejas amigas ha conectado.
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(A)
Es interesasnte lo que hace constar Hegel. Parafraseando:
A través del recuerdo el Hombre 'interioriza' su pasado y en verdad lo hace suyo, lo conserva en sí y lo inserta realmente en su existencia presente que es, al mismo tiempo, una negación radical activa y afectiva de ese pasado conservador...El recuerdo 'concreta' la autonegación del hombre haciéndo de esa negación una 'realidad' nueva.
Esa 'realidad' nueva es esa 'modificación'
a la que aludiamos,
mientras que esa negación está inscrita
en lo que deciamos de
reconstruírlo todo, todo,
como si, por primera vez,
fuesemos a visitarlo.