Dos de la madrugada
Silencio en la casa
La mitad del mundo descansa
Apago el cacharro televisivo
Salgo afuera
Nubes blancas desafian la oscuridad.
Los árboles en su lugar.
Hay una misteriosa afonía
cuajada de mente universal.
Me siento y miro el cielo...
Duermen los craneos humanos.
Y el Homo nocturnus,
envuelto en la madrugada,
comienza a girar:
¿Dónde vá el mundo de los hombres,
dónde vá TODO ESTO?
Algo cruje.
Los puntales chirrian
¿Qué es?
¿Dónde está el epicentro?
Vamos en un bólido sin marcha atrás,
en un caballo desbocado
y hemos perdido las riendas.
A mi me parece que es como
si se hubiése puesto en marcha
una gigantesca máquina,
sin frenos,
imparable, arrolladora,
que todo lo tritura y lo devora.
(¿Cómo nos dejamos devorar?
¿Para eso hemos producido al "devorador",
para que nos "devore"?)
Como si cada vez nos costase mas salirnos
de lo que estamos creando.
Lo creado comiéndose al creador
El consumidor consumido
El cannibal canibalizado
El curador incurado.
¿Qué nos pasa?
Nos vamos quedado encerrados
en el circulo que nos estamos pintando,
y si rápidamente, rápidamente,
no dejamos de pintar de esa manera
llegará el día
en que sea totalmente imposible
salir de él.
Y, lo peor: no sabremos ya
que nos hemos quedado
encerrados dentro de él.
Siento que hemos ido demasiado lejos.
Siento que ya estamos en ese día...