Soy un mirón del cielo nocturno
--homo nocturnus--
(Es salirse por la tangente
desde la cotangente terraquea)
Hoy habían nubes blancas
empujadas suavemente por el viento
en la oscuridad de la noche.
Y cuándo pasaban se asomaban las estrellas
como jugando al escondite cósmico
sobre lejanías inalámbricas.
Lejanías.
El cielo es lejanías,
distancias,
espacios que no se alcanzan,
compuertas de horizontes
que nunca tocaremos.
Es escaparse de la Tierra,
salirse de ella buscando
lo que aquí no se manifiesta.
Es viajar sin moverse.
Cruzar el barrio,
la ciudad,
el estado,
el país,
el continente,
y dejarlo todo atrás,
atrás, la estatua
de ésta fuerza de gravedad,
la gravedad enclaustrada
de la criatura humana,
y safarse de la atadura consetudinaria
que encarrila el misterio del Universo
"El hombre es un ser de lejanias"
--escribió Heidegger en "El Ser y el Tiempo"--,
y aparte del sentido que le dió Francisco Umbral,
el que yo le di hoy mirando
las nubes blancas pasar,
fue el de esa distancia,
esa separación y exclusión que nos posee
al ser criaturas de la Naturaleza,
y, al mismo tiempo,
existir, estar lejanamente afuera de ella,
en la puerta dónde esos dos arcángeles bíblicos,
con espadas de fuego,
custodiando el Arbol de la Vida,
no nos dejan pasar.
Es tambien querer transcender,
elevarse sobre éste montón
de rutinas y ruinas repetidas
a las que estamos condenados,
sísifos cansados,
a empujarlas todos los días
...una y otra vez,
noria, circulo esculpido
de destinos que parecen no perecer.
Hoy habían nubes blancas
empujadas suavemente por el viento
en la oscuridad de la noche
...y me olvide de mis cercanías...