¡El universo encendido por miles de galaxias
de miles de millones de estrellas!
Ernesto Cardenal
Dejar de ser para nunca más ser.
(El "to be or not to be" se nos antoja muy superficial)
Asi podría definirse la muerte.
Pero no nos acaba de convencer del todo.
Porque todo lo que fue es, y todo lo que es será,
en el proceso dialéctico circular.
Una especie de "eterno retorno" nietzschiano
pero a escala transcendental.
El problema es ontológico, claro está.
¿Qué es el 'ser'?
Es una realidad ontica, algo exclusivo que posee
cada individuo, cada ciratura --para completar la escena--,
y, al mismo tiempo, ese 'ser' de cada individuo
sólo obedece al principio hologramático, p.h.,
en el que no sólo la parte está en el todo,
sino que el todo está en la parte.
El aislamiento --'extrañamiento'--
que experimenta el 'ser' del ser humano,
en cuanto 'parte' del p.h.,
es un espejismo de altura,
imposible de verse y sentirse desde dentro del 'ser'.
Aúnque suene criptológico:
si se viera no sería.
La con-ciencia que tenemos de nuestro 'ser' individual
es una "suspensión" 'pro tempore' del 'todo' que acarreamos.
Resumiendo: el 'ser' individual, como 'parte',
es autofabricado desde el momento
que tiene 'alquilada' la envoltura corporea
sobre la que caminamos, vamos:
es un inquilino, y cada momento, al respirar,
tiene que pagar su renta.
El 'todo' es el 'propietario', el arrendador.
Y el desahucio, la muerte;
y ésta llega cuándo el 'propietario'
no acepta más la "suspensión" 'pro tempore'
de marras.
O sea, el "ser" es un inquilino que se cree propietario.
Es el espejismo de altura mencionado.
El yo soy el universo que se mira , y, tirabuzándolo,
es decir, yo soy el todo que se mira en la parte,
ciertamente, se funde bien con el p.h.
Hasta aqui, el 'ser' ya está ubicado en cuanto al p.h.,
pero tan sólo como la mecánica cuántica puede ubicar
una particular bajo el Principio de Indeterminación -P.I.-
de Heisenberg que menciona que "Lo que estudias, lo cambias".
Imaginemos un microscopio que pueda hacer visible un electrón. Si lo queremos ver debemos proyectar una luz o alguna especie de radiación apropiada sobre él. Pero un electrón es tan pequeño, que bastaría un solo de luz para hacerle cambiar de posición apenas lo tocara. Y en el preciso instante de medir su posición, alteraríamos ésta.
Ocurre lo mismo con el 'ser'.
Pero tenemos que seguir adelante.
Asi que dejémoslo 'medio ubicado' como al electrón.
Nosotros postulamos que todo lo que es será
--no, por favor, no creemos en la reencarnación,
qué miedo, dios nos libre--, por lo tanto,
la pieza del para nunca más ser
no nos encaja en el 'rompitesta'.
¿Pero qué es eso de que todo lo que es será?
¿Quiere decir que después de morir vamos a 'ser'?
¿Que es éste berenjenal?
Por clarividencia aclaratoria tenemos que empezar preguntándonos:
¿Qué es lo que muere?
Unos cien millones de celulas
que conllevan una conciencia,
un 'ser'....¡y ala...vuelta a empezar!
Pongámosnos serio.
Digámoslo ya:
Ese 'ser' que muere,
el inquilino que se ha creído y se cree propietario,
y que por un espejismo de altura
a él mismo se ha manufacturado,
es lo que realmente muere;
muere, en esencia,
y, en cuanto a auto-conciencia,
una 'manu-factura'
...no el 'propietario', el 'todo'
(esa finísima retina del universo...).
Ya encontrará éste a otro inquilino
al que alquilarle el apartamento vaciado...
hay una gran demanda al respecto.
P.D.
Señor don Martin:
en su "Ser y el Tiempo",
"la preeminencia óntico-ontológica del 'ser ahí' "
nos ha impresionado, pero...hemos vuelto la cara
para ver si el 'ser' seguía 'ahí'
...¡ y ya no estaba 'ahí'!.
Nos dijeron que había llegado el propietario
y lo había desahuciado de su vivienda.
¿Sabe usted adónde ha ido, dónde está?
Gracias.