De noche.
La noche
es una mortaja con suspiro.
Ha llovido.
Lluvia de Noviembre marchito.
son alfombras mojadas
que al pisarlas dan un grito.
He salido.
Nadie en la calle.
Es el 'amercian suburb'
y el vacío de su pulso consumido.
(Huxley lo hubíese entendido)
El silencio en el aire clama.
Ni una voz.
Ni un quejido.
Ni un latido.
El mundo entero está dormido.
A las once de la noche
se ha parado el reloj.
Las resonancias del tiempo se han ido.
El ahora está en el profundo abismo
que a todo le quita el sentido,
y nos deja libre, sin fronteras,
sin límites para lo imaginativo.
Llegan unas voces en lejanías,
imperceptibles, tan sólo son sonidos.
¿Qué querran decirnos?
¿Serán ventrículos?
¿Qué hacemos cuándo no hacemos nada?
Ir al espejo y contemplarnos
a nosotros mismos.
O ir despacio al encuentro de lo prohibído.
O remontar el surco que otros labraron
para que alguíen conozca su destino.
O remar en la Barca de don Calderon
para entender por qué el mayor pecado
del hombre es el haber nacido.
O bordar estelas de humo
para desentrañar lo omitido.
¿Qué hacemos cuándo no hacemos nada
y en la noche de Noviembre ha llovido?
(El hombre es un palimpsesto sostenido
dónde todo lo que leemos conlleva
su contradicción en hilos cosidos.
Pero en ésta afonía
se deshilvanan sus zurcidos
y todo se plasma en nuevas formas
que devoran lo que teníamos creído)
Todos son castillos de arena junto al mar,
arquitectura movediza
de la que nada queda,
sombras que en el ocaso se pierden
y nadie sabe de ellas.
Muertes desparramadas que raptan.
Ahora es la ausencia, la carencia,
Y con ellas, la poesía,
el puñal barroco,
la metamorfosis alada,
el poder "de nier les choses",
"la negación de las cosas"
que nos impiden llegar.
Dice Paul Valéry:
"El pensamiento es, en definitiva,
el trabajo que hace vivir en nosotros
lo que no existe"
Y se pregunta:
"¿Pero qué seríamos sin la ayuda
de lo que no existe?"
Sí.
Sin lo que no existe no podríamos existir.
Porque la noche no sería una mortaja con suspiro
--cómo lo es--,
ni el silencio podría clamar en el aire
--cómo clama--,
ni las alfombras mojadas de las hojas
de los árboles podrían gritar al pisarlas
--cómo gritan--.
Sin lo que no existe no existiría nada.
Si los 118 elementos de la tabla periódica
no estuvieran contrabalanceados
por otros 118 elementos "inexistentes",
invisibles a nuestra percepcion materialista,
no podrian existir.