A finales de 2011, las primeras conclusiones de la comisión proponían excluir una biografía, revisar “enteramente” 14 y “retocar” otras 16, lo que eleva a 31 la cifra de reseñas que contenían errores en distinto grado, a juicio de los revisores de la obra, según consta en un documento al que tuvo acceso este diario.
En el caso de otras cuatro voces señalaban que su contenido era “opinable” y podrían “ser objeto de interpretaciones alternativas”. Hacían, además, una chusca recomendación a propósito de la terminología relativa a episodios de la Guerra Civil que exuda un aire franquista, como es el caso de “Alzamiento Nacional”: no plantean su supresión, sino que se escriba en minúsculas.
Estas conclusiones figuraban en el primer borrador distribuido por el catedrático de Historia Contemporánea, Juan Pablo Fusi, a los restantes miembros de la comisión, los académicos Carmen Iglesias, Carmen Sanz, Vicente Pérez Moreda y Faustino Menéndez Pidal y el catedrático de Historia Contemporánea José Varela Ortega.
A esta propuesta se llegó después de examinar cerca de 500 biografías de personajes nacidos entre 1875 y 1931, especialmente militares, políticos y eclesiásticos, cuya actividad profesional se había desarrollado durante las décadas más convulsas de la historia de España.
En este grupo se concentraban la mayoría de las entradas controvertidas, desde la reseña de Franco, escrita por Luis Suárez, medievalista y miembro de la Fundación Francisco Franco, con tal guante blanco que ni se cita la represión cometida bajo su régimen ni se le tilda de dictador —sí lo hacen biógrafos de otras voces—, a las de militares golpistas como Carlos Asensio Cabanillas, que acabaría siendo jefe de la Casa Militar de Franco.
Según el texto de José Martín Brocos Fernández, profesor de la Universidad San Pablo-CEU, tomó parte en “el Glorioso Alzamiento Militar, Salvador de España”, derrotó a “una columna enemiga formada por todas las fuerzas militares de Badajoz” y ocupó Almendralejo “donde permaneció normalizando la vida ciudadana”.
Lo que él llama normalización consistió, según [....] el historiador Paul Preston, en el fusilamiento de más de un millar de personas. “Antes de los fusilamientos, a muchas mujeres las violaron y a otras les raparon la cabeza y les obligaron a beber aceite de ricino”, escribe el hispanista en El holocausto español. [....]
Preston dio ayer en Valencia, donde impartió una conferencia, su parecer sobre la decisión de la RAH de no corregir la reseña de Franco: “No me extraña. Si estás dispuesto a invertir tanto dinero tienes ya un compromiso... Les costaría mucho. Si fuera una edición solo digital...
Lástima que por unas entradas muy conflictivas se olviden muchas otras de mucho valor”, informa Ferrán Bono.
La decisión de la Academia de la Historia de realizar solo cambios menores en una agenda tiene poco que ver con la revisión y corrección que se exigió desde el Congreso de los Diputados hace un año. Todos los grupos, excepto el PP, votaron a favor de la congelación de la subvención al Diccionario hasta que no se rectificase su falta de objetividad.
El actual ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, sin embargo, ha incluido 193.300 euros en los Presupuestos de 2012, sin que la Academia de Historia haya dado explicaciones públicas sobre la revisión y correción de fallos. Desde 1999, la gran obra de la RAH ha recibido 6,4 millones de euros de ayudas públicas de Educación (5,9 millones) e Industria.
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El pueblo español está de enhorabuena,
pues, aúnque lentamente,
¡vamos progresando!:
ya se puede escribir el "alzamiento nacional"
con minúsculas sin ir a la cárcel
y sin confesarle el pecado al cura.
Es decir, que el "glorioso movimiento nacional",
en su epitafio central,
ha bajado un pequeño escaloncito ortográfico.
Algo es algo.
Lo que no queda muy claro
es que, ¿cómo es posible que fuese
un "alzamiento nacional"
si Alemania,
Italia,
Estados Unidos,
Francia,
Inglaterra...
Los Moros,
Portugal...
--sin los cuales no hubiese ganado el gope militar--
caen afuera de las fronteras de lo "nacional"?
Aqui la Academia tiene un conundrum "geográfico"
muy importante a solventar
para poder situarnos sobre el plano Real
de los acontecimientos.
Refresquémosle la memoria a la RAH:
Para el 26 de Julio --sólo ocho días después
del "alzamiento"--, los bandidos alzados en armas
se encontraban varados, derrotados.
Sus propios historiadores coinciden en describir tal situación:
Dice Manuel Aznar en su "Historia Militar de la Guerra en España", Madrid, 1958; pags. 133-144:
"Ellos --los 'nacionalistas'-- habian encontrado obstrucciones increibles y obstaculos imposibles de superar"
Y Joaquin Ararras en su "Franco", Valladolid, 1939; pags. 273-274:
"Las esperanzas de los nacionalistas estaban deshechas,
en completa derrota"
Realmente, el "alzamiento nacional" estaba derrotado en un cul-de-sac imposible de cruzar.
Para el 27 de Julio --tan sólo nueve días despues del asalto militar--, el general Mola, desesperado, le envió un telegrama al coronel Garcia Escamez, que luchaba al frente de una columna en Somosierra, en el cual le pedia el envio urgente de municiones: "Solo tengo 26.000 cartuchos en todo el ejercito del Norte" --le comunicó Mola-- (Manuel Aznar, pag. 184)
Es cuando el geneal Mola, viendo completamente perdido el "alzamiento nacional", paso al "alzamiento internacional" y la guerra dejó de ser "civil" al mandar a Roma a Luis Zunzunegui y Pedro Sainz Rodriguez con Antonio Goicoechea, y a Berlin al conde de Valdeiglesias. Los primeros a solidificar las peticiones --previas-- de Bolin. El segundo, Valdeiglesias, seria reemplazado mas eficazmente por los mensajeros nazis de Franco desde Tetuan.
El "alzamiento nacional" habia perdido la guerra.
Y la unica salida era traspasar las fronteras.
En los informes enviados por las plutocracias se reflejaba la misma preocupacion por la la alarmente situacion de los "nacionalistas".
Por ejemplo, los gentleman ingleses consultaron a sus consulados: de treinta y dos respuestas recibidas, treinta sugerian un triunfo rotundo de la Republica
--hablamos de unas dos semanas despues de la insurreccion militar-- (Joaquin Ararras, pags. 273-274)
El embajador aleman en Madrid cablegrafió a Berlin el mismo miedo: "Al menos que no ocurra algo afuera de lo ordinario, se hace muy dificil compender como la rebelion militar pueda triunfar"
('Documentos de la Politica Exterior Alemana, 1918-1945'. Series D, Vol. III-VIII. Washington DC. Oficina Impresora el Gobierno, 1950; pag. 13. Edicion en ingles)
Agreguemos la fundamental participacion del "American Dream" en el "alzamiento nacional". Jose Maria Doussinague, Sub-Secretario del Ministerio de Asuntos Exteriores --1945--, le declaró a Charles Foltz, director de la Associated Press en Madrid:
"Sin el petroleo, los creditos y los camiones americanos, nunca hubiesemos podido ganar la guerra"
("The Masquerade in Spain", Charles Foltz, Boston; Houghton Mifflin Co. Ed., 1948; pag. 52)
A don Jose Maria se le quedo en el tintero algo muy importante: las bombas. Las bombas que uso el "alzamiento nacional" y que regaron las calles de Barcelona --y otras ciudades-- de cadaveres, poco antes habian sido enviadas por los USA a la Alemania nazi.
(Ver: "Spain! The Unfinished Revolution", de Arthur H. Landis)
Señores académicos, con la Venia:
con mayúsculas o minúsculas,
el "alzamiento nacional" duró,
aproximadamente,
unos diez días hasta que fue cercado y derrotado.
Es decir, que a partir de aqui
aquella insurrección feudal-fascista,
en objetivos términos históricos,
hay que llamarla "alzamiento internacional".
Una corrección que, naturalmente, nunca llegará
porque ningún criminal en el poder
reconoce sus crimenes, claro.
Mientras tanto nos tendremos que consolar
con las 'minúsculas' de marras...