"Los 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad en un yacimiento del norte de Chile están vivos. El presidente Sebastián Piñera ha confirmado la noticia y ha mostrado el mensaje que los propios mineros han enviado atado a una perforadora a la superficie, después de 17 días bajo tierra. "Estamos bien, los 33 en el refugio", indica el mensaje."
¡Estan Vivos!
"Antes de confirmarse que siguen vivos, el Gobierno chileno ha explicado que una sonda se encuentra a sólo 20 metros del lugar donde están los mineros atrapados desde el 5 de agosto, lo que ha supuesto un golpe de alegría para los familiares, que aguardan a la entrada del yacimiento.
Uno de los obreros que ha trabajado en las labores de rescate y que se desplazaba en el microbús que ayuda al relevo de las personas que llevan a cabo esta tarea ha afirmado a la cadena de televisión CNN Chile que "se escucharon golpes en el fondo de la mina".
Mientras el mundo burgués --el cosmos de los 'amos de las minas'-- corría indiferente --salvo los obligados 'partes noticiosos'-- en su rutina diaria, 33 mineros chilenos, a 700 metros de profundidad, estaban atrapados en una oquedad que había dejado un derrumbe, y hoy...la noticia...¡estan vivos!
"Estamos bien, los 33 en el refugio"
Sólo un minero puede quedarse vivo a 700 metros de profundidad, atrapado como una rata, no perder las esperanzas,
y hacer de ello una hazaña; una hazaña de resistencia humana; una hazaña del mayor y tremendo temple de cuerpo, mente y alma. En la antigua Union Sovietica a los mineros se les pagaba con el maximo sueldo de la nacion, mas que a medicos, cientificos, ingenieros o cualquier otra profesión. Y con razón. Y para verificar esta aserción no hay nada mas que meterse a 700 metros de profundidad y trabajar, por ejemplo, en una mina de carbom, como una vez hice yo como practicas de mi titulo de Facultativo de Minas...Sólo hay que hacer eso para regocijarse ahora por esta noticia que nos llega de Chile de que los mineros estan vivos.
Para vosotros, mineros vivos en el fondo de la tierra adónde bajaís para traernos esas mismas 'estrellas' que mecionaba José Maria Morón en su "Mineros de Estrellas"
José María Morón ha pasado del generalizado reconocimiento en los años treinta, cuando su libro Minero de estrellas obtuvo, en 1933, el primer accésit en el Premio Nacional de Literatura, al completo olvido en los años posteriores a la guerra civil (y por obvias razones, claro). En 1936 se le dio por muerto y algunas de las más notables figuras de la España republicana, Antonio Machado entre ellas, lamentaron su asesinato. Pero se salvó en el último momento y, logró vivir largos años durante el franquismo.
Mineros de Estrellas
¿Nombres? Yo no recuerdo ninguno entre mis labios.
Sólo el enorme, anónimo, del genérico esfuerzo.
El que expanden las arduas muchedumbres activas,
cuando los otros nombres ya olvidaron sus cuerpos.
En rebelión de músculos y torsos distendidos,
yo os he visto ganar un cielo cada día
y ese pan merecido, que al llegar a la boca,
tiene el sabor caliente de vuestra propia vida.
¡Hombres de hollín y lodo! Menhires elevados
como un tenaz milagro de voluntad y tiempo,
con el pico en el aire, o con la pala al hombro,
sobre el paisaje ardido de escorias y de aceros.
Cuando agoniza en largo gemido la sirena
y el alba azul exprime los panales del sueño,
ya en pie, terca milicia, de harapos y alpargatas,
camináis a la fiesta de la tierra y el fuego.
A esa bárbara fiesta en que el martillo es pájaro,
y son los yunques rojos surtidores de estrellas;
los altos hornos brindan su sangre a los ponientes
y cazan nubes albas las negras chimeneas.
A la fiesta hervorosa, de los bosques eléctricos,
donde las grúas famélicas rumian huesos de rocas
y van las sucias crías de vagones piantes
colgadas en las ubres de las locomotoras.
A la fiesta rodante de las trémulas fábricas,
donde el metal agita su candente epilepsia
y lanzan sus metáforas violentas los motores,
en la música negra de émbolos y poleas.
A fiesta plutónica del filón millonario,
allá, en los fondos negros de la mina inexhausta,
cuando zumban los pulsos del mundo en vuestras sienes
y sobre vuestros hombros cabalgan las montañas.
Tenéis toda mi vida pequeña en vuestras manos,
cunas de los asombros más dulces de mis días;
aquella vida rubia que se me fue riendo
por el áspero y roto paisaje de la mina.
¿Nombres? Yo no recuerdo ninguno entre mis labios,
sólo el enorme, anónimo, del genérico esfuerzo.
¡Hombres de hollín y lodo! ¡Mineros de Río Tinto!
Yo os guardo en el más alto mirabel del recuerdo."
José Maria Morón
¿Nombres?
No los sé.
¡Hombres de hollin y lodo!.
¡Mineros chilenos!
Yo os guardo --ahora-- en el mas alto mirabel del recuerdo.