"29 años de silencio culpable por parte de los poderes públicos en los que nos hemos tenido que tragar historietas falsas sobre “el bueno y gran Borbón” que nos salvó a todos los españoles de Tejero."
22-2-2010 a las 13:12
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www.kaosenlared.net/noticia/23-f-patrana-nacional-rey-debe-asumir-responsabilidades
"Ha costado casi tres décadas pero al final la verdad, como no podía ser de otro modo, ha saltado a la luz con fuerza inusitada (de momento, solo a través de los no censurados canales informativos de la red) una vez que el secreto mejor guardado de la transición, la muy reservada directiva golpista de la cúpula militar española de los años ochenta clasificada como “Máximo Secreto” y que contemplaba la madrugada del 2 de mayo de 1981 como siniestro punto de partida de un nuevo “Alzamiento Nacional”, la desconocida hasta hace muy pocos días “Operación Móstoles”, la técnicamente conocida por sus planificadores y valedores como DIPLANE (Directiva de Planeamiento Estratégico) CGA-02M-81 de la Capitanía General de Aragón y con “poder operativo real” sobre el 80% del conjunto de las FAS españolas de la época… está ya a disposición de todos los españoles.
Sí, así es, a día de hoy, cuando se cumple el vigésimo noveno aniversario del famoso y mediático 23-F, acaba de desvelarse el último de sus secretos y ya se sabe a ciencia cierta cual fue la razón última (y única) de que en España se desarrollara, en la tarde/noche de aquél tragicómico día 23 de febrero de 1981, una de las mayores y chapuceras maniobras político-militares que recuerda la historia de este país: contra el orden establecido, contra la propia Constitución española, contra sus leyes y contra la pacífica convivencia de todos sus ciudadanos. Y a cargo, precisamente (aunque la verdad durante todo este tiempo ha permanecido escondida tras las amplias bambalinas mediáticas del sistema) de la más alta autoridad institucional que debía garantizar todo lo anterior: el jefe del Estado español a título de rey, Juan Carlos de Borbón.
Sí, sí, amigos, nos han estando engañando durante casi treinta años (cortesanos, periodistas, políticos y pelotas de la muy rancia monarquía de derecho franquista que todavía “disfrutamos”) a los ciudadanos de este país en relación con el 23-F, haciendo pasar por un rey valentón, salvador de la democracia y defensor de los derechos y libertades de todos sus súbditos a un señor (con corona eso, sí) que, en realidad, fue el impulsor, el coordinador y el máximo responsable de aquella mal llamada “intentona militar involucionista”.
Y es ahora, tras 29 años de silencio culpable por parte de los poderes públicos en los que nos hemos tenido que tragar historietas falsas sobre “el bueno y gran Borbón” que nos salvó a todos los españoles de Tejero y los suyos, y hasta series televisivas hagiográficas y repugnantes por parte de TVE, cuando por fin se puede demostrar con pruebas irrefutables provenientes del ámbito militar que este monarca sin par, Juan Carlos I, demócrata, valeroso, enviado por Dios cual nuevo Santiago matamoros para salvar in extremis a la siempre cristiana España, fue en realidad quien, víctima de un agudo ataque de miedo insuperable ante lo que se le venía encima en la emblemática fecha del 2 de mayo de ese fatídico 1981 por cuenta de sus antiguos subordinados (los generales franquistas) que querían su cabeza por traidor a su generalísimo, se permitió dar luz verde a sus validos y cortesanos militares para que pusieran en marcha el contragolpe blando y palaciego que recondujera la difícil situación… o sea, el 23-F que todos conocemos.
Y ahora, sabiendo lo que ya sabemos, solo nos queda a los españoles, en el vigésimo noveno aniversario de aquella charlotada “made in Zarzuela”, el recurso de pedirle cuentas, muy claras y precisas, a nuestro querido rey “salvador” de antaño.
Porque, de entrada, y a poco que estudiemos someramente la documentación que sobre el 23-F y la “Conspiración de mayo” de los generales franquistas que lo propició corre como la pólvora estos últimos días por la red, queda meridianamente claro para cualquiera que el todavía jefe del Estado español (a título de rey) cometió ese infausto día, entre otros, presuntos (pero que muy presuntos) delitos de golpismo, traición y cobardía. Sí, sí, tres y a cual peor.
Aclaremos un poco la cuestión para los no iniciados en estos chanchullos borbónicos. Veamos:
El ciudadano Borbón (rey de España sí, pero por la gracia de Franco), cometió en primer lugar un presunto delito de golpismo. Siempre estuvo muy claro para los pocos, poquísimos, investigadores que llevamos décadas estudiando aquella su subterránea apuesta palaciega del 23 de febrero de 1981, que la máxima responsabilidad de tan demencial maniobra político-militar-institucional debía recaer en su regia figura.
Y existían (y existen) tantas pruebas y tan abundantes indicios racionales de esa culpabilidad que alguno de esos investigadores (no miro a nadie), inasequible al desaliento y luchando a brazo partido contra el omnímodo poder del sistema, se ha permitido trasladarlas repetidas veces a las más altas instituciones del Estado español, Cortes Generales incluidas; para que la verdad de lo sucedido hace ahora 29 años pudiera salir a la luz y fuera conocida en toda su extraordinaria gravedad por el pueblo español.
Ahora, tras la salida a la opinión pública del secreto militar tan celosamente guardado durante treinta años en lo más recóndito del estamento castrense, la cosa no admite ya ninguna duda y al campechano y golpista Borbón de nuestra historia no le quedará más remedio, más pronto que tarde, que asumir su errores con todas las consecuencias.
En segundo lugar, el coronado sujeto que preside el organigrama político español, deberá asumir también algún día con todas las consecuencias la perversa traición que cometió con sus leales subordinados, colaboradores y validos militares (los generales Armada y Milans) al abandonarles a su suerte tras la absurda mascarada de Tejero; después de llamarles repetidas veces desleales, miserables y golpistas y patrocinando un absurdo juicio militar en Campamento (Madrid) que, además de salvar sus claras responsabilidades personales como supremo valedor de la desgraciada intentona político-militar puesta en escena por Tejero, corroborara la injusta clasificación de ambos altos militares como “cabezas de turco” institucionales y los enviara a prisión por treinta años sin las más elementales garantías jurídicas y de defensa.
Y por último, tras las últimas informaciones aparecidas sobre el 23-F y sus prolegómenos políticos y militares, queda también meridianamente diáfano que el monarca español, presunto héroe de aquella estrafalaria asonada, hizo gala de una cobardía sin límites a lo largo de todo su desarrollo refugiándose permanentemente en el egoísmo más brutal, en la vanidad más escandalosa y en el más absoluto desprecio por el pueblo español al que puso, con su insano proceder, al borde de una nueva guerra civil. Todo por salvar como fuera su preciada corona.
Todos los hechos históricamente relevantes en un país, hasta los más despreciables como las guerras y los golpes de Estado, tienen sus reglas y, si se permite la ironía en un caso como éste, su “deontología profesional”. Y si en un golpe de Estado o en cualquier otra acción ilegal contra la patria, un líder político o militar (y no digamos un rey inviolable, cuasi divino) se ve abocado a cambiar sus planes, sus indeseables proyectos, para reconducir su ilegal operativo e, incluso, para sobrevivir a su crimen, no puede ni debe abandonar a sus subordinados sin asumir sus responsabilidades, aunque solo sea a título intimo y personal. Y menos aún traicionarles públicamente, insultarles y enviarles a galeras por muchos años.
Prácticamente en ningún país de este violento mundo, ni el más descerebrado de los golpistas castrenses en una acción contra el Estado ni el más sanguinario de los generales carniceros en una cruenta guerra, osaría, saltándose a la torera una norma “ética” no escrita en reglamento militar alguno pero respetada hasta el sacrificio por cualquier jefe u oficial con mando, tachar de traidores y desleales a unos subordinados que, cumpliendo órdenes suyas, se han sacrificado y puesto en juego sus carreras y sus vidas...
Lamentable, desde luego, la actuación del rey Juan Carlos I en la larga noche del 23-F. Aunque alguien podría decir al respecto: “Así han obrado la mayoría de los reyes españoles durante siglos”. Y es verdad. Pero esos reyes casi siempre acabaron, aunque la historia no lo recogiera, con el infamante apellido de “rey felón” grabado a fuego sobre su regia corona. Y, además, ninguno, que yo sepa, tuvo la desfachatez y la caradura de reclamarse demócrata y salvador de los derechos y libertades de sus súbditos.
Golpista, traidor y cobarde. Tristes sambenitos para nuestro antes “muy amado” (ahora muchos españoles lo reciben con gritos e insultos) y envejecido Juan Carlos I que, sin embargo, logró salvar su corona y su figura el 23-F. Pues esta es la verdad, amigos, y así acabará pasando a la historia, pese a quien pese. Aunque TVE, siguiendo órdenes de La Zarzuela, nos siga dando la lata año tras año con su matraca oficialista: “El día más largo del rey..."
Amadeo Martínez Inglés
Zaragoza, España, 1936
Es un militar en la reserva y escritor español. Durante más de cuarenta años sirvió en el Ejército de Tierra español, llegando al rango de coronel del Estado Mayor en 1987. Fue expulsado del ejército en 1990, tras lo cual intentó una carrera política que no acabó de cuajar. Autor de libros que tratan asuntos polémicos con los cuales el ejército haya podido tener relación, como el intento de Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 y el envío de tropas españolas a la Guerra en Afganistán de 2001.
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La República Constitucional
Blog de Antonio García-Trevijano
Junio 10, 2006
"La antigua doctrina cortesana distinguía dos clases de monarcas. Los que lo eran por legitimidad de su origen dinástico y los que lo eran por legitimidad de ejercicio de su función coronada. Cuando cualquiera de esas dos legitimidades parecía dudosa, y la situación del Reino se hacía inestable, los legitimistas y los situacionistas las sumaban. Esto ha sucedido en España con Juan Carlos I a partir del 23F.
Su derecho a ocupar el trono ya no solo proviene de Franco, y de la renuncia forzada de su padre, sino sobre todo de la legitimidad carismática que le dio, ante un pueblo asustado, su providencial comparecencia en televisión para anunciar a los españoles que podrían dormir tranquilos tras el aborto que él mismo hizo de la sonada del coronel Tejero. En aquella madrugada murió el débil monarquismo y nació el poderoso “juancarlismo”. El problema de la Monarquía se trasladaba de este modo a la falta de legitimidad del heredero de un Rey carismático.
Entonces escribí un artículo en “El Mundo”, reproducido en “ABC”, sosteniendo la tesis de que la Monarquía solo la podría legitimar el heredero si los españoles lo aceptaban como Rey.
Ningún historiador ha desenmascarado todavía tan oportunista mito, que convertía en héroe repentino, digno del premio Nobel de la Paz, a quien el día anterior no se le reconocían cualidades mentales o de carácter para imponer su voluntad a los que le impusieron una función decorativa en la Monarquía de Partidos.
Nadie exigió explicaciones parlamentarias a la dimisión de Suárez, antecedente causal del 23F, pese a que la justificó en el peligro de un golpe militar. Ningún medio de comunicación se preocupó de investigar el absurdo de la explicación oficial. Y el nuevo Rey carismático continuó disfrutando de la Corona, sin el menor asomo de carisma ni de influencia en los acontecimientos que han conducido a la situación actual de España como Estado sin Nación propia, exclusiva de otras Naciones.
Ningún historiador ha explicado los hechos que denuncié en otro artículo publicado también en “El Mundo”, donde dije que el propio Rey se autoinculpó en el mensaje televisado, cuando reconoció haberle dicho al capitán general de la región valenciana, con los tanques en la calle, que después de su última conversación por teléfono con él ya no podía dar marcha atrás. Yo no conocía el dato de que a las tres de la mañana se había retirado de la agencia Efe el texto enviado a dicho general, donde se aclaraba el misterioso mensaje televisado.
Dos días después de la publicación de mi artículo, en la entrega del premio Pelayo a juristas de reconocido prestigio, un señor que yo no conocía me dijo: soy fulano, Vd. ha sido el único que ha dicho la verdad sobre el 23F, yo mismo ordené al capitán zutano que retirara el texto de la agencia Efe sin dejar rastro, y la entrevista del Rey con el General Alfonso Armada, que se presentó de improviso el día 11F abandonando su destino, solo pudo celebrarse cancelando la audiencia concedida a D. Alfonso de Borbón.
Concertamos un encuentro posterior donde el Sr. Fulano, que aún vive, me confirmó todo lo que yo había intuido. Fue la opereta de Tejero, para impedir un Gobierno militar con participación socialista, la que hizo desistir al Rey y los tenientes generales de su gran Opera.
http://antoniogarciatrevijano.com/2006/06/10/los-monarcomanos-del-23f/
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El Rey de todos los Ladrones:
Juan Carlos I-El Borbón Ladrón de todas las Españas
UNA FORTUNA DE 300.000 MILLONES DE PTS, QUE NO CUADRA...
El Rey es un corrupto, que se ha enriquecido misteriosamente con una fortuna de 300.000 millones de pts, ganando unos 1000 millones al año y saliendo hasta en la lista Forbes , todo de nuestros impuestos; pudo haber matado con una pistola mientras jugaban a su hermano Alfonsito, el senequita, al que envidiaba y era el favorito de su padre y posible candidato a Rey; su hijo es un inútil antipático que no da golpe, fue el último Señor X o responsable de los Gal...
El rey ideó el golpe de estado del 23F; pagó con fondos reservados a la vedette citada por el autor como B. R., quien le chantajeó con una millonada y pagaba 6000 y 12.000 euros al mes y más..., y dejó tirados a todos sus validos, como Alfonso Armada, Milans del Bosch, Mario Conde, Adolfo Suárez, Torcutato Fernández Miranda, Sabino Fernández Campo, su padreJuan de Borbón, Don Jaime de Borbón, Infante Alfonso de Borbón, Alfonso de Borbón y Dampierre, General Quintana Lacaci, General Gabeiras, sus testaferros estafadores Javier de la Rosa y Manuel Prado y Colón de Carvajal, el príncipe y amigo Zourab Tchokotua etc... Es decir , a todo Cristo que le ayudaba lealmente o para poner la mano..
POR QUÉ EL REY NO DENUNCIA CON UNAS ACUSACIONES TAN GRAVES?
Resulta increíble que unas acusaciones tan graves nadie meta en la cárcel a Martínez Inglés o a Jesús Cacho, que escribió un libro similar: El negocio de la libertad. Martínez Inglés por el contrario ha denunciado al Rey ante la justicia hace unos días y ante el Parlamento y el Senado y se coló en la boda de Letizia para demostrar la falta de seguridad de la derrochadora, rosácea e inservible Casa Real, una boda en la se gastaron 10.000 millones de pts de nuestros impuestos.
La idea mediática que tenemos del Rey impuesto por el Caudillo- Generalísimo no es la del campechano, populista, deportista, buen marido y asequible que nos muestran, sino la de un hombre engreído, putero y crápula infiel, obsesionado con el poder, corrupto e intrigador y que abandona siempre a los que dan todo por él: como hizo con Mario Conde o Armada o Sabino Fernández.
El leal y patriota general Alfonso Armada SIEMPRE habría estado al servicio de la Corona:
"Antes, durante y después del 23F, he estado a las órdenes de S.M".
Esta frase palmaria resume toda la historia del golpe y carácter del etiquetado Rey de una manera definitiva.
EL RESPONSABLE DEL GOLPE DE ESTADO ALFONSO ARMADA SIEMPRE HA DICHO POR ACTIVA Y POR PASIVA QUE ESTABA A LAS ÓRDENES DE SU MAJESTAD, PERO LUEGO EL REY LOS DEJÓ TIRADOS Y EN EL TRULLO
EL GOLPE FUE UN SIMULACRO
Según Martínez Inglés, El Golpe fue un simulacro, llamado "Solución Armada", para reventar un golpe real que tramaba militares nostálgicos fascistas llamado "operación almendros" y para reforzar la democracia o buscar un nueva salida para el Rey.
Armada y Milans del Bosch obedecían órdenes del Rey y no es normal que durante el golpe Milans le consultaran al Rey por teléfono como si fueran amiguetes de toda la vida y no golpistas dictadores frente a su enemigo, el Jefe del Estado. Como tampoco es normal que Armada también se reuniera muchas veces con Juan Carlos en los días precedentes a la intentona golpista.
Juan Carlos Borbón, se ha convertido ya en el héroe democrático intocable, justo 20 años después del golpe de Estado, han surgido dudas sobre quién en verdad estaba detrás de los golpistas.
Se trató de una operación político-militar-borbónica, dirigida por el rey Juan Carlos.
El rey aparece como el hombre que salvó a España del golpe de Estado y como el garante de la democracia...
La Corona española ha rentabilizado durante todos estos años aquel evento y el rey se ha convertido en un mito democrático. Eso es mentira, pues fue el rey Juan Carlos quien autorizó al general Armada a montar el 23-F.
A pesar de las responsabilidades del monarca, el coronel Martínez Inglés no cree que a Jan Carlos le pase nada:
http://www.foroloco.net/t2952/un-rey-golpe-a-golpe/480/
"En España el rey es intocable, se le ha beatificado, es como un dios, no es humano. En la Constitución, hecha por él, se pone a él mismo en un altar, no tiene responsabilidad de ninguna clase, haga lo que haga no se le pueden pedir responsabilidades penales. Está por encima de las leyes, y eso en un Estado de derecho no puede suceder. La monarquía española no existe, es una estafa"
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Metempsicosis
es un término griego , perteneciente a los órficos y a los pitagóricos. Fue usado para designar las mutaciones póstumas que sufren ciertos elementos psíquicos del hombre que se disocian y pueden pasar entonces a otros seres vivos, lease hombres o animales. Estos elementos pueden contribuir a dar la ilusión de una acción real de los muertos; de una manera análoga, pueden también, en algunos casos, dar la ilusión de una reencarnación.
El Terrorista del Ferrol,
el mayor psiópata asesino de toda la Historia de España,
no murió:
se reencarnó:
desde que vió por primera vez a Juan Carlos,
lo supo,
adivinó que se podría perpetuar en él,
intuyó que aquel tipo podría continuar
su tabú;
sabía que iba a estar por encima de las leyes
y de la razon;
el miedo que él había incrustado en las masas
serviría de escudo protector.
Percibió que con aquel fantoche,
golpista, traidor, cobarde y oportunista,
con toda la lacra sociogenética de todo 'borbón',
se quedaría todo 'lo suyo' "atado y bien atado":
su perpetuación.
Asi se produjo la Metempsicosis entre los dos.
El pueblo español no pudo responder:
cuatro decadas de terror
lo habían dejado parapléjico
para alzarse contra ésta Metempsicosis.
Pero la Historia no se detiene:
llega siempre a un punto en el que la Luz
nos encandila con su verdad
y nos hace despertar.
Antonio Machado lo pudo vislumbrar:
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.