La trama, de per se, no dice nada, pero es ésta:
Un Cardenal español (Fernando Rey) decide abandonar Roma y regresar a España porque le queda poco tiempo de vida, pero también porque desea saber qué ha sido de su hija y de su nieta. Su llegada causa impresiones diversas entre los vecinos e incluso entre sus familiares. Su obsesión es dejarlo todo bien atado antes de morir: lo que verdaderamente le preocupa es no haber podido reconocer legalmente a su hija; para remediarlo lo único que se le ocurre es pedirle a su hermano que se case con ella.Es como se monta,
se ambienta,
se calibra,
se padece,
se estetifica,
es lo que se vislumbray se alumbra,
el rejón de las heridas,
la tragedia que yace,
el drama que perdura,
la vida sin cortinas:
es su pathos
lo que inmoviliza.
Es esa España que aún tenía alma.
Esa España aún no vaciada por el marketing actual.
Es esa España que nos robaron, la que desaparece
entre las montañas de chatarras,
basuras importadas,
rebuzno alquilados
y rápido çapital acumulado.Nuestra España
La derrotada.
La que nos quitaron.
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Padre Nuestro
que no estás
ni en la Tierra
ni en Cielo,
tan sólo eres
el mero invento
de una horfandad
sin techo, sin suelo...