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Alberto Fernandez, presidente de Argentina |
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Irene Montero, porta-voz del gobierno español |
Si.
Ladies and Getleman.
Son frases geniales.
--Vivimos en un cosmos
de contínuas genialidades--
Son geniales porque,
¡oh, milagro!, les funcionan (*)
Y como sólo y exclusivamente
les puede seguir funcionando entre idiotas
--nosotros, para servirle a Dios y a Usted--,
ese óptimo resultado tiene que pasar desapercibido entre los idiotas
porque de lo contrario tendríamos
que admitir que somos idiotas
...y ya se sabe como responde alguíen
cuándo lo llaman idiota:
"Idiota yo? ¡Idiota su abuela!"
Y asi termina la historia:
con la abuela.
En éste descompuesto
y bien compuesto carnaval,
todo termina con la abuela.
.........................
(*)
Post Data
Aclaremosnos.
Porque si esas "líneas" no funcionaran
ya las hubiéran cambiado por otras,
pero para qué lo iban hacer
si con ellas les va tan requetebien?
Aúnque saben, al mismo tiempo
--no son idiotas, paradojas
de la coincidentia oppositorum, p.c.o.--,
que las gentes saben
que son mentiras como un templo
pero también, al mismo tiempo,
GUSTA oír esas "lineas"
--otra p.c.o.--
Porque vamos a ver.
Supongamoslo al revés.
Supongamos que el pastor nos dijera
que siempre en el capitalismo
habrán unos que ganen a costa
de los otros que pierden
y que la justicia, la ley,
--como corolario--
nunca podrá ser igual para todos.
¿Que reacción tendrían las gentes
si les dijeran ésto?
Bueno, pues no hay dudas
de que dirían que es verdad...
pero no les gustaría ésta verdad
(otra p.c.o.)
¿Por qué no les gustaría?
Porque nunca se quiere ver que del sistema
del cúal queremos obtener una parte del pastel
sea tan infame como es.
(Aqui pasaríamos del status de idiota
al de infame; y sería más difícil de tragar)
Mientras que de la forma oficial,
la establecida de Alberto Fernandez
e Irene Montero--y la que es universal--,
aúnque nadie la cree,
resulta más gustosa y justificativa
porque nos proporciona una coartada
éticamente más plausible
para aprovecharnos de la parte
del pastel a la que queremos optar
y dónde ya no tenemos que terminar
llamando idiota a la abuelita del otro
que se atrevió a llamarnos
como no quisimos escuchar...
Y dejar a la abuelita a un lado
es toda una victoria...aúnque sea pírrica.