Mexico, Julio 15, 1956
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PD:
Claro que también está la forma permitida
y universal de enfrentar "éstas cosas":
con humor,
humor de castrados,
humor lacayuno y --en el fondo-- servicial--.
Humor de esclavos de plantación de algodón,
esa jocosidad de invalidos ante el cierre
de las alambradas de dónde no podemos escapar
para quedar condenados a tragarnos
todo lo que no queremos tragar.
La indigestion de tal producto es fácil de adivinar.
Nosotros usamos éste mecanismo defensivo
muchas veces (¡que remedio!).
Y lo conocemos muy bien
Todos lo conocemos
Y es que hoy hemos visto que al respecto
hay mucho cachondeo y chunga sobre el particular
--y es natural--, pero siempre somos conscientes
de su etiología,
de la genésica del oprobio de ésta realidad,
pero sin perder nunca de vista que ahora,
en éste momentum histórico de engaño universal,
se rien más de nosotros que en ningún otro peldaño
de la historia de la humanidad.
(Si. Siempre se han reído de nosotros, si,
quien lo puede negar,
pero nunca con el descaro y la supina desfachatez
con la que ahora lo hacen los reyes,
las reinas y los billonarios de sangre real
al llamarle democracia a la feroz
plutocacria actual a la que nuestros votos van)
Y ésto, a veces, como en éste caso,
nos saca la guasa con la que usualmmente
tratamos de lidiar --con capa y muleta--
a éste toro de la ganedería oficial.
Y de aqui que hemos querido añadir éstas líneas,
cabreados hasta el tuétano,
al ver al rey franquista,
su majestad isabel
y doña letizia,
en esa impresionante foto
que demuestra el tremendo nivel
de esclavitud idiotica del que extraemos
--a duras penas-- ese nefrítico cachondeo
que es lo único con el que ya,
a estas alturas altureras,
podemos funcionar para --a veces-- no REVENTAR
Marx decía que es lacayuno limitarse a pinchar con alfileres lo que habría que atacar a mazazos.
El Cachondeo y el choteo, muchas veces,
nos sirven de esas alfileres con las que pinchar
para aliviar nuestras frustaciones e impotencias
en un mundo que cada día nos JODE más.
Hoy, harto hasta los huevos,
me quedé sin esas alfilares con las que pinchar
y recurrí a la pobre maza marxista de éstas líneas
que, lo sé, a ningún sitio iran,
pero, por lo menos,
conllevan la catacúmbica satisfación
de hacer de Wikileak y denunciar
un régimen podrido de crimenes,
reyezuelos, truhanes y canallas,
que, a mandíbula batiente,
se parten de risa al ver la docilidad y sumisión
con la que aceptamos sus excrementos...