En el camino a la isla Sentinel
sigo escribiéndo en mi bitácora
por si tengo que volver..
A mi eterno amigo Luis,
hoy en el Asilo de Ancianos
Desemparados de Huelva.
Hoy amparado por la muerte
que le toca de cerca.
Hoy lejos de cuándo cantábamos
Mi Blanca Estrella,
esa estrella de la que una vez
nos llegó la luz
cuándo el eclípse inundaba
aquel cielo inmáculo de Huelva,
cuándo los terroristas en el poder
ejecutaban en campos y cunetas.
¿Luis, tabileta, te acuerdas?
A los dos nos jodieron las mismas fibras
y células que para siempre nos marcaron
nuestros caminos y huellas
Tu buscastes el balsamo
en el arcano Viento que nos lleva
Yo en el zar que predetermina
adónde vamos y en el campo
que siembra nuestras cosechas.
Ahora hago memoria por los dos,
y desde aqui te mando la Blanca Estrella,
aquella dónde cantaban nuestras ausencias
Sé que la oíras...
´
A finales de la decada de los cincuenta
Inquisión fermentada
Terrorismo a la vuelta
Una generación en busca de salidas y puertas.
La iglesia católica bendiciéndo crimenes con sus estelas
El confesor a la escucha tras celosías de madera
Y una juventud que no espera
El amor en pecado
La represión en lunas negras
El instinto en código penal
de lo que no engendra
La mansturbación en madre perlas
(Con qué mano se hacía,
¿con la derecha o con la izquierda?
La penitencia cambiaba con la respuesta)
La realidad secuestrada
La cómplice y homicida religión haciéndo de partera
La policia vigilando desde afuera
El maestro taponando grietas
Pssst...!...Cuidado...!
Eso no se dice
Eso no se piensa
La libido en clandestinidad perpetua
Y de pronto nos llega el santo de José Luis
mandado por los dioses
para filtrar sus blancas estrellas
Y cantamos con él el rito de su música
de prometedoras esferas
en aquella paz de blasfemias
que se ablandaba con ella.
Y todo nos parecía más llevadero,
mas dulce y amoroso
en aquel mundo de permanentes lutos
que envolvían nuestras ingenuas cadencias.
Y todo quedaba como más al alcance
de nuestras rotuladas parcelas.
Ya no nacen José Luíses con sus guitarras
en éste oblicuo cosmos que se desmorona
en sus alienantes cavernas
Como si las Blancas Estrellas
estuviésen hoy tan lejos que su luz
ya no nos llega...