Es un viejo cuento.
Pero cada día hay más necesidad
de contarlo,
de rumiarlo y pensarlo,
en éste gran gallinero oficial
dónde nos hacen olvidar nuestras alas
para que marquemos
el gallináceo paso con los demás
Un hombre se encontró un huevo de águila y no tenía dónde ponerlo.
Así que lo llevó a su gallinero
y lo puso en el nido de una gallina.
El huevo fue incubado y creció junto
con los otros pollitos del corral
como si fuese un pollito más.
Durante toda su vida,
el águila hizo lo mismo
que hacían las gallinas;
pensando y sintiendo que era una gallina, aúnque su cuerpo de aguilucho
testificaba lo contario
Escarbaba en la tierra en busca
de insectos y gusanos,
picando aquí y allí y cacareando.
Incluso a veces sacudía las alas y volaba unos pocos metros por el aire
como todas las gallinas.
Pasaron los años.
Y el águila fue envejeciendo.
Un día vió muy por encima de ella,
en el cielo azul,
una magnífica ave que flotaba elegantemente, deslizándose majestuosamente por entre
las fuertes corrientes de aire,
planeando, ingrávida,
con sus poderosas alas.
La vieja águila miraba
hacia arriba con admiración.
--¿Quién es ése?--,
le preguntó a una gallina.
--Es el águila, el rey de las aves,
pero no pienses en ello,
él pertenece al cielo,
nosotros pertenecemos a la tierra,
al corral, somos diferentes--
Y el águila, soñando siempre
con lo que había visto en el cielo
aquel día desde el corral de su tierra,
murió de vieja sin saber lo que era.
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Ser huevo de águila
y morir de gallina en un corral cualquiera
es un triste destino
que tenemos que remontar
porque todas nuestras potencialidades
quedan borradas y sepultadas,
y, cacareando con las otras gallinas,
morimos de viejos
sin haber podido conocer la verdad
ni haber podido desarrollar
toda nuestra potencialidad.
Nunca oígamos a las gallinas
con las que compartimos el corral oficial:
nunca nos dejaran volar.
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PD:
No podemos dejar de preguntarnos:
¿Que hubiéra pasado si ese mismo hombre se hubiése encontrado un huevo de gallina y lo hubiéra puesto en el nido de un águila ?
Si; ese huevo de gallina, criado por el águila, hubiése hecho lo mismo que ellas,
¿pero hubiése podido esa gallina subir al cielo y planear majestuosamente como las águilas? Obviamente, la respuesta es no.
¿Entónces?
En éste ¿entonces? dejamos éste conundrum
que es ya harina de otro costal. Costal que pesa muchísimo para que en ello nos podamos adentrar porque aqui nterviene un plano genético de tremendas implicaciones dónde el homo sapiens se nos hace ese gran misterio, ese perpetuo tabú en el que nadie quiere entrar...por miedo --seguramente-- a encontrarse con piezas que en el establecido esquema oficial no van a encajar; por miedo a ver que la potencialidad, si se nace gallina, por mas águilas que nos crien, perderá toda significación real porque nunca podremos volar; y ésto está plenamente evidenciado en el Gran Gallinero dónde hoy en día existimos todos en éste Corral Institucional.