La moderación.
¡Ay, la moderación...!
Diosa del altar de la razón.
Tan comedida ella,
tan ponderada y mesurada,
majestad y princesa
de todos los valores establecidos;
mariposa --disecada-- de bellas alas.
Consta, como axis mundi,
en todos los tratados educativos.
'Hay que ser moderados, hijos'
Nos viene de nuestros padres,
de nuestros maestros,
de nuestros amigos...
de todo ese barroco altar burgués,
que, por reflejo condicionado,
repetimos, automatizados,
como sinónimo de templaza,
comedimiento y juicio,
alta axiología apreciada por todos
y que otorga a su portavoz
altos rangos y títulos.
Y asi crecemos por éste sabio camino
Hasta que un día,
sorpresas tiene la vida,
nos encontramos con una carta
de Ernesto Che Guevara
que le envió a su madre desde México
el 15 de Julio de 1956,
en la cúal, entre otras cosas, decía:
"Lo que realmente me aterra es tu falta de compresión de todo ésto y tus consejos sobre moderación, el egoísmo, etc., es decir las cualidades más execrables que pueda tener un individuo. No sólo no soy moderado sino que trataré de no serlo nunca, y cuándo reconozca en mi que la llama sagrada ha dejado lugar a una tímida lucecita votiva, lo menos que pudiera hacer es ponerme a vomitar sobre mi propia mierda..."
Don Ernesto:
¿qué ha hecho Usted con todos nosotros?;
¿qué vamos hacer ahora?
Nos ha arruinado toda esa moderada
y acompasada existencia
que teníamos montada sobre esa
tímida lucecita votiva con la que,
tan satisfechos de nosotros mismos
y reconocidos por los demás,
hemos sustituido esa
llama sagrada --que llevamos apagada--
entre los eclipses y sombras
de nuestras cobardías
y practicos oportunismos.
Nos ha hundido el barco de nuestra
'excelsa moderación' dónde estábamos tan a gusto
y apreciados por nuestro alrededor,
creyéndonos ecuánimes y razonables
en ese punto central y equidistante
de todas las periferias y extremos
que nos justifica la lacayuna inacción
de los compromisos traicionados.
Por eso, ahora, al enterarnos de que Usted,
no solamente no fue moderado,
sino que trató de no serlo nunca,
nos hemos quedado de naufragos
en un mar de incertidumbres
que nos hace cuestionar y transvalorar
todo lo aprendido e inculcado...
Pero con ello hemos ganado algo importante:
porque hemos descubierto
el secreto del prodigio
de su gran obra revolucionaria
que siempre nos costó trabajo descifrar
para poder terminar de entender
la gran magnitud e influencia
de su histórico legado:
el saber que Usted hubiéra preferido ponerse
a vomitar sobre su propia mierda
antes que dejarse llevar
por esa tímida lucecita de la moderación
que hoy rige y manda en el Partenón burgués
como su máxima expresión.
En éste mundo al revés dónde se ha elegido
--por 'libre opción'--
vomitar sobre nuestras propias mierdas
para no ver ni sentir que con ello
apagamos la llama sagrada
que nos podría traer nuestra redención,
el leer la carta que Usted le envió a su madre,
si, nos ha hundido el barco
de nuestra 'excelsa moderación'
dónde estábamos tan a gusto
y apreciados por nuestro alrededor,
pero hemos aprendido
algo importante, fundamental,
que Usted nos enseñó:
que la moderación es el arma preferida
con la que siempre detienen la revolución;
y ahora se comprende
el por qué tanto se la estima y valora.