Vivimos en el Rincón.
Nada a nuestra espalda.
Ni pasado,
ni referencias,
ni redención.
Todo en frente,
ángulo protector.
Mirando hacia adelante,
con dos lineas a nuestros lados,
barandas que guardan nuestra posición.
Atrás, convergencia,
el punto de ambas
en su conjunción,
abrazo de horizontes,
espejismos,
ilusión.
Delante, divergencia,
trazados ad infinitum ensanchados
en los diferentes mundos
dónde hubiése podido estar
nuestro Rincón.
...Todo es un Rincón.
Cada cual en el suyo,
ignorado por el otro,
por el Universo,
acarreando su vida,
su muerte,
su orfandad,
su desorientación,
acotado entre dos lineas,
coordenadas impuestas
por azar,
por definición.
...Todo es un Rincón...
Trigonometrias sin tiempo ni espacios
dónde manda la Ley de Indeterminación
sobre el libre albedrío
de creernos autores
de nuestra posición...