Don Pablo ya tiene corbata.
Don Pablo Iglesias ya tiene el bozal del Poder cuándo habla.
Esa mordaza con el que el Poder sujeta y ata,
regula, filtra y reviste el alma.
Es cuándo el Poder se nos acerca
porque vamos cumpliendo las notas del pentagrama,
el libretto, ese guión escrito que el apuntador
nos lee en voz Baja.
(Porque las elecciones en la plutocracia son como un gran teatro dónde el actor, sobre el escenario, si quiere oir los aplausos, tiene que oir muy bien al apuntador para no equivocarse en nada)
Es curiosa, entónces, la simbiosis que se establece
entre el Poder y el que lo llama,
interrelación consciente y subconsciente
que marca y define las pabras y posiciones
con las que se tiene que montar
el nido en el que hay que incubar
lo que se espera que nazca.
Es una fenomenología que va transcendiendo
y navegando desde lo radical --si es el caso--
a las zapatillas de andar por casa,
a esa confortabilidad que no moleste
ni a los pies ni al amo de casa.
Debe estar don Pablo en un cuadrante intoxicante
desde el que, al ser reconocido por el Poder,
por la figura paternal que nos protege y avala,
avanza ahora exponiendo su plan político
para no molestar ni a Tirios ni a troyanos
para que los amos del rebaño
no crean que habrá cambios
Y todo ello rueda dentro de la plaza que planteó Spinoza:
"¿por qué combaten los seres humanos
por mantenerse en la servidumbre
como si fuera su salvación?"
Porque lo que sorprende es que los explotados
no se rebelen o que los hambrientos no roben,
y, en lugar de ello, depositen sus esperanzas
en los Aspirantes al Poder Oficial
que es, precisamente, el que así los mantiene.
¿Cómo ocurre esta arcana transferencia?
¿Qué extraño, no?
Pero no se hace extraño cuando entendemos
como actúa la mordaza operativa del Poder
que nos hace poner cobarta,
declamar lo marcado en la exegesis a postular
y no mover el redil de su sito para que las ovejas
vayan al mismo sitio a descansar.
Y don Pablo lo está logrando,
con mordaza y bozal,
para que por ellos no se escape nada,
nada, que pueda fastidiar.
Un placer oír hablar a don Pablo
en su exclusiva catedral
PD:
Pero, por favor, don Pablo,
no engañe Usted más al pueblo español:
Leopoldo López --y otros canallas más--, en Venezuela,
no es "un prisionero político", y Usted lo sabe muy bien:
es un golpista, un terrorista que lanzó a las calles
a las "guarimbas" que mataron a 47 personas,
hirieron a cientos, incendiaron colegios
y provocaron cuantiosos daños a edificios públicos
Asi que, por favor, don Pablo...
que una cosa es el bozal --filtro-- que require el Poder,
y otra muy distinta es llamarle "preso político"
a un golpista manchado de sangre
para que sus votos no sufran un revés...