a sentir la noche, el cielo,
las estrellas, el silencio,
el murmullo de frondas,
el frío,
esa carencia de cosas
que abre la percepción
Y al mirar desde afuera
donde segundos antes
estaba sentado,
leyendo,
absorto en monasterios escondidos,
ajeno a que me pudiese observar
desde afuera
viendo mi lugar vacio,
un flujo de pasados
se agolparon en el momento
como si siempre nos estuviesemos
viendo desde la otra orilla
estando en la misma margen del río
¿Quien estaba alli sentado dentro de casa
que ahora mira desde el otro lado
la ausencia que antes de salir
ya estaba conmigo?
¿Somos ausencia o presencia?
¿Existe un objeto en su ausencia
o en su permanencia?
¿Podemos estar al mismo tiempo en dos sitios
siendo el mismo?
¿O todo es un juego de manos,
una prestidigitación de espacio-tiempo
que aún no hemos entendido?
¿Existe un objeto en su ausencia
o en su permanencia,
en simultaneos espacios-tiempos
que se comen y se asimilan asi mismos?
Ahora, donde estaba ayer
se antoja elusivo,
irrealidad, perdido,
como si nunca hubiese existido...
o como si todo fuera un presente
de ausencias y presencias
que se van conjugando,
sobre la flecha del tiempo,
sin que en realidad sepamos
si estamos afuera o dentro del cuadro...
(Todo ocurre como esa luz que nos llega
de lejanas estrellas que nos trae un pasado
a un presente desde el cual catalogamos
lo allí ocurrido, en la ausencia ya
de que todo ello ya no trae la presencia
de lo que un día alli quedó fundido)
Entro en casa y miro afuera
desde donde me habia visto.
Y pienso que podemos curvar
el espacio-tiempo con el peso
de lo que hemos sentido.
Todo es cuestion de redimir la ausencia
y convertirla en esa luz que nos llega
de lejanas estrellas...
donde una vez vivimos.