Colombia está de fiesta.
No, no es porque se haya logrado la paz con el Ejército del Pueblo (FARC), eso no es tan importante, ésta de fiesta porque el Harem Internacional de los Ricos (HIR), que preside Donald Trump (presidente de la Miss Universe Organization), ha elegido a la mejor hembra del mundo: una colombiana que toda su vida se venía preparando para Miss Universo, y se expresa de ésta forma porque, además de la Tierra y de nuestra Galaxia, en ello se incluyen todas las demás constelaciones del Cosmos, y de ahi la aplicación de tal palabra, Universo, porque el HIR es universal, claro, es decir, salta afuera de las fronteras terrestres y de las galaxicas, tan importantísimo es éste concurso para ellos.
Rápidamente, con un premio, para empezar, de 250.000 dolaritos, la seleccionada ha pasado a formar parte del imperio Donald Trump que ya la ha trasladado a uno de los lujusísimos apartamentos de su Trump Tower en Mahattam, dónde mister Donald, que, obviamente, en éste caso, posee el derecho de pernada, recibirá con todos los honores que se merece a la dama colombiana.
Más tarde la pondran a viajar por todo el mundo para que los ricos puedan disfrutar de ella, que todos en el HIR tienen sus derechos humanos asegurados.
Para ello la han hecho embajadora plenipotenciaria de la lucha contra el SIDA y de "causas sociales".
Respecto a lo primero, los ricos que la disfruten en cada país, antes de hacerlo, tendran que escuchar una charla-lección de tres minutos --o menos, depende de las circunstancias-- sobre las tecnicalidades de las enfermedades que se transmiten sexualmente, lo cual ayudará, orgiásticamente, sobre todo si el oyente ricachon está muy adentro de la tercera edad o a punto de entrar en la cuarta.
Respecto a lo segundo, a las "causas sociales", a Miss Universo se le llevaran seleccionados grupos de pobres (previamente bañados y bien vestidos) de todos los países por dónde vaya viajando para enseñarles que, perserverando y trabajando duro se puede alcanzar todo en ésta vida porque cada uno tenemos esperandonos nuestra oportunidad.
Y como ésto es un trabajo que para Miss Universo representará un gran esfuerzo porque no encaja muy bien con desfilar por la passarela moviendo las caderas, que es lo suyo, al terminar cada sesión de la "causa social" --ya se lo ha prometido Trump--, siempre la esperará el magnate del lugar que, llevandosela a uno de sus refugios paradísiacos, la relajará de su duro trabajo.
Le deseamos a la nueva Miss Universo todo lo mejor y que sepa ser, en el mundo, ese auténtico y exacto reflejo de la mujer colombiana que ella tan fielmente representa.