Lo que esta pasando en Cataluña es escandaloso.
Pero el escandalo en el reino bobóinico forma parte bobónica y plutónica del Estado español desde que el Terrorista del Ferrol le dijo al preocupado enviado de Nixon que estuviera tranquilo, que cuándo el capitan de la nave faltara (él), los cordones de los zapatos seguirían atados y bien atados a los pies que, desde entónces, caminan según el contrato que con el Imperium quedó firmado.
Y en esas estamos.
Lo que está pasando en Cataluña es escandaloso.
Ya no es cuestión de que el niño pueda pedir pan para comérselo, es que ya, aúnque no sea para comérselo --solo para olerlo--, no lo puede pedir, o sea, que el niño de marras, ahora, ni puede decir que tiene hambre. Es el caso del pueblo catalan (que no de los ladrones de su oligarquía)
La situación es tan neofascista y tan franquista que ya no es cuestión de independencia, dependencia o ser pendenciero: lo que se prohibe, por dictum del "Tribunal Supremo" de las piras de la Inquisición central es:
opinar,
exponer,
considerar,
pensar.
Ilegalizar el pensar, el ser...al menos que no se quiera pensar y ser como se debe ser.
Todo el cuento recalcitrero que se u.s.a. para impedir los derechos de todos los pueblos a ser consultados es un insulto a la inteligencia y la dignidad del pasado, el presente y el futúro de la humanidad.
No sé, a éstas infames alturas, que necesitamos ver, sentir y palpar, para darnos cuenta, de una vez por todas, de que capitalismo y democracia son dos términos antagonicos, antitécos y contrapuestos, de que "El gobierno del Estado moderno no es más que una Junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa". ¿Y como a ésto se le puede llamar "democracia"? ¿Es que se creen que somos tontos, o qué?
Aúnque, en el reino bobónico, en su catedral del Valle de los Caídos y Semilevantados, lo que administra esa Junta no son solamente los negocios comunes de toda la clase burguesa, sino los negocios de las opiniones, decisiones y manifestaciones de los deseos y del pensamiento de las gentes y de los pueblos. Y esto es muy grave.
Muy grave porque, ante ésta crasa Inquisición, lo que el pueblo catalan tiene que hacer es echarse a la calle y hacer lo mismo que recientemente ha pasado en Francia, Belgica, Grecia..."hacerse notar": dejar el miedo a un lado y actuar en consecuencia, haciéndo valer, por la fuerza, por el Tribunal Supremo de su Fuerza, sus derechos.
De lo contario seguiremos todos jorobados.