¿Dónde quepo yo
en esa zanja que me habéis abierto?
¿Hay algo en ella
que pueda abarcar mi cuerpo entero?
¿Dónde quepo yo
en esa zanja que me habéis abierto?
Decidme.
Respondedme, sepultureros.
Cabadme una mucho más grande.
Quiero estar ancho,
lo que en vida no me concedieron.
Quiero moverme en las holguras
que siempre me huyeron.
Quiero que entierren conmigo
todos los utensilios que nunca me sirvieron:
todo lo que quise y nunca pude serlo.
Quiero una zanja
tan grande como el cielo
dónde pueda poner todas las estrellas
que apagaron mis vientos
¿Me oiis, sepultureros?
Quiero que cavéis un profundo agujero
para que de él salga toda la tierra
con la que quiero ser cubierto,
y encontrar asi el calor
que no tuve existiendo.
¿Me oiis,sepultureros?
No os haré esperar mucho tiempo,
tened paciencia,
el camino es corto
y lo moldean los deseos,
esa fuerza misteriosa
que nos lleva y después nos saca
sin que sepamos qué está ocurriendo.
Uno se levanta su propio nicho
cuando llega el momento,
el justo momento,
cuándo el camino se hace estrecho
y ya no caben en él lo que queremos,
cuándo las aguas se estancan
y dejan de fluir los sueños.
Uno decide su propia muerte,
la Muerte de todo,
cuándo se cansa de andar ceñido
a istmos que obstruyen los espejos
...y sólo quiere ya que le ahondéis esa zanja
dónde quepa su cuerpo entero...
y todos los utensilios que nunca sirvieron:
todo lo que quisimos y nunca pudimos serlo.
Kailua-Kona, 1992.
Big Island
Hawaii
(En restrospectiva:
Epoca de crisálida.
Dónde el gusano
no transciende su condición;
atrapado en su capullo,
no vemos la metamorfosis
en la que vamos sumergidos.
Y rompemos el capullo.
Y nos salen alas mariposeras
y volamos como Icarus
por el cielo y por la tierra.
Pero ésta vez las alas
no van pegadas a nuestro cuerpo con cera:
forman ya parte de él y no necesitamos sepultureros
para que nos entierren con ellas...)