Vimos el partido de fútbol
entre el Atlético de Madrid
y el Real Madrid,
uno de los mejores encuentros futbolísticos
de los últimos tiempos.
Pero no es de fútbol
de lo que quiero hablar:
es del Rey, de Franco.
Desde el primer momento que lo ví
en las tribunas, me dije:
'Que seguro beben de estar al ubicar
a éste personaje peculiar
entre cien mil personas,
con todos los trances
en la implícita infraestructura logística
por la que en su viaje pasó su majestad...
y no ocurra nada'
Quiero decir:
si normalmente el rey en su palecete tiene un cordón sanitario a su alrededor de un kilómetro --pongamos por caso--, y al viajar de ésta manera ese cordón de marras se reduce en un noventa por ciento...es que tienen que estar seguros del bajo riesgo de ésta maniobra.
Y es que hoy los reyes estan más seguros
que antes, los reyes y el 'status quo'
que representan, claro.
¿Y sabeís la cantidad de cosas,
chismes y cacharros,
que nos tienen que meter en la cabeza
para inutilizarnos al respecto...
para que no ocurra nada?
Y ¿cómo puede ser que hoy,
precisamente hoy,
con todos los medios que dicen
que nos dan para que seamos libres
y nos podamos expresar
...y nadie los use para manifestar
ésta prerrogativa que creemos disfrutar?
Lo importante es que el Real Madrid
es el campeón de Europa venciendo
en un partido que todos recordaran,
y en una sociedad cuyas jerarquías,
a pesar de sus atropellos,
siguen seguras de que nada puede pasar.
Además del al sinverguenza del rey,
con su entrópica condición degenerada
de los Borbones en general,
vimos también a Rajoy
con su acostumbrada
y ese sesgo de triángulo escaleno
dónde los 180 grados
nunca paracen sumar.
guarda espaldas y guarda frentes,
en un Gran Espectaculo
bajo cuyo toldo,
cada cúal en su palco
(Rey incluído),
todo lo que ocurre ya está previsto
y calculado en el guión central
dónde todos hemos quedado cincelados,
estatuas de Lot,
Noto que todo está muy salado y muy quieto
dulce y arremolinado mar.
Una contradicción que me ha hecho
escribir éstas líneas
para ver si la puedo solucionar.
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Y hoy otro campeonato:
las eleccciones al Par-lamento europeo.
Lamentablemente, ya no nos tienen
ni que engañar.
Porque nos han engañado tan bien
y durante tanto tiempo,
que éste trabajo ahora lo hacemos nosotros
engañandonos a nosotros mismos,
y con lealtad, sin sospechar: