Sunday, August 25, 2013
LA BUENA MENTIRA Y LA FEA VERDAD.
Nunca nos preguntamos por qué podemos dormir tan bien con las mentiras que nos cuentan. Porque, eso sí, son buenas y bonitas, claro, y terminan en boda, principies y felicidad,
máxime, teniendo en cuenta el gran confort que proporciona que, desde chicos, comenzamos el aprendizaje de saber que es el bien el que siempre, aúnque sea en dificultades que siempre adornan y hacen más interesante la victoria final, triunfa sobre el mal.
Aquí empiezan ya los dos bandos a funcionar, la dualidad moral, el enemigo y el amigo, el bueno, el malo, la bruja y el hada, a cabalgar sobre nuestros paisajes infantiles, y, sin darnos cuenta, nos comienzan a grabar la buena mentira y la fea verdad.
Asi hacemos nuestra gran entrada en el cosmos de los cuentos que nos enseñan a asimilar, sin percatarnos, desde nuestra vacía gnosis infantil, que los dulces bulos que nos cuentan estan destinados y muy bien organizados a formarnos de tal manera para que terminemos aceptando los posteriores cuentos que más tarde, cuando crezcamos, nos han de relatar y helar.
Debe ser porque si nos cuentan desde niños la realidad del mundo en el que vamos a participar nos traumatizarían de tal manera que nunca podríamos marcar el paso con los demás, paso y marcha militar indispensables para que, cuándo seamos grandecitos (si es que encontramos trabajo) nos dejemos sumisamente explotar.
Y éste es el primer faro didáctico que alumbra nuestra llegada al sistema del "homo sapiens" adónde hemos venido a parar. ¿Qué más podemos querer a tan temprana edad?. Si, tiempo de bella e inmaculada inocencia, o, como lo llamó Petrarca, "dolce tempo della prima etade", pero nada de ello tendría lugar a no ser por los cuentos que nos narran para que esa prima etade sea dolce tempo de verdad.
Y es aquí dónde empieza nuestra 'formación' que ya, durante toda la vida, a la mayoría cincelará.
(Sobre todo a la mujer, que es más creyente maternal que el hombre por la sencilla razón de que, a su vez, ella también será madre un día y contará los mismos cuentos a ovillar)
Desde niños ya nos amaestran en el arte de asociar la mentira con lo bueno y la verdad con lo malo, lo negativo. Es un adiestramiento del que nos ocupamos todos, desde el Estado a la familia, desde la escuela al sacerdote, desde la abuelita al amiguito: todo es como una confabulación soterraña que se alza contra el niño 'para protegerlo'. Y con razón, porque el nuevo infante arriba a un escenario que hay que ocultárselo y al cúal hay que llegar con un buen escudo que resguarde y ayude a crecer al neófito que ha ingresado a las fuerzas armadas del ser humano dónde sólo con una clase de fábulas, al principio, se puede digerir lo que está pasando.
Y la realidad es: ¿quíen no se ha dormido como un ángel con un cuento hermoso bien contado y terminado? A sabíendas de que todo era mentira, inventado; pero, ¿qué importa la verdad o la mentira cuándo en esencia lo que está en juego es el principio de placer (p.p.) freudiano que es realmente por lo que, desde niños, es por lo que nos hacen guiarnos? (Independientemente de la inmanente filogenética que el p.p. pueda conllevar de la mano)
En el siglo catorce, por ejemplo, venir dicíendo que la tierra era esférica o que no eramos el centro del universe, no daba buenos resultados; en el primer caso era una mala noticia porque cabreaba a los que creían lo contario, en el segundo caso la noticia era tan mala que te quemaban vivo aúnque fueses a la pira llorando. Y a los que no quemaban les decían: "Tu siempre trae malas noticias", y lo echaban a un lado.
Hoy pasa igual.
Ejemplos sobran para poder citar.
Pues en las Noticias pasa lo mismo.
Uno se queda asombrado como los Goebbels's actuales declaman esos colosales embustes que nos cuentan y que, sin embargo, se venden y entran tan bien en el público, porque, generalmente, son "buenas" noticias, en el sentido de que es lo que queremos oír, porque, aúnque sean atroces, ubica a los malos en el otro bando y nos deja en en el bando de los buenos, y ésto es también un hermoso cuento para dormir a riendas sueltas.
Lo mismo que cuándo nuestra madre, sustituyendo a los Partes Noticiosos, nos contaba aquellas hermosas historietas para dormirnos. Y lo interesante del cogollo del asunto es que es por eso mismo por lo que las Noticias también nos hacen 'dormir': las Noticias han sustituido al Alma Mater de nuestra infancia. De nuestra eternal infancia.
Ya lo dijo Gillén: "Si, tu niñez, ya fábula de fuentes"
Es una fábula de la que nunca terminamos de salir, de la que nunca nos dejan salir...¡porque se duerme uno tan bien con ella!...y los niños buenos que duermen no molestan.
Porque seguimos siendo niños .
En éste campo de concentración de la propiedad privada, basado en cuentos,
historietas,
fábulas
leyendas,
y patrañas,
es muy díficil crecer:
llegar a ser adultos,
desprenderse de las cuentos maternales
que nos dan esas ensoñaciones de bebés
que nos impiden, naturalmente,
desarrollarnos para germinar plenamente
y ensanchar nuestro cortex cerebral
...que tan estrechito y vacío
está a la hora de nacer,
a la hora de entrar,
en el Mundo de los Cuentos
que nos aguarda para adaptarnos
a funcionar con los demás...
...Porque así...
¡es tan fácil acunarnos y dormirnos
para dejar tranquilos a los padres
y que ellos se vayan a gozar!
......................................................
"Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan solo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen los cuentos...
Que los gritos de angustia del hombre
los ahogan con cuentos...
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos...
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos...
Y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo sé muy pocas cosas, es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos...
Y sé todos los cuentos"
León Felipe
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