Los acontecimientos ocurridos últimamente en Venezuela, la muerte del Presidente Hugo Chávez Frías , sus implicaciones históricas, políticas, emocionales, ideológicas, psíquicas, intelectuales, ontológicas, si se quiere, me han hecho preguntar:
¿el sentir del pensar o el pensar del sentir?
Porque éstas dos fronteras se me han quedado yuxtapuestas dentro de mi ser sin saber realmente qué bordes y espacios las delimitan.
Y todo ha sido debido a que, en varias ocasiones, con las palabras de Maduro y de su hermano Adan ante el ferretro de Hugo Chavez, he llorado como un tonto sin poderlo remediar.
Y en ese momento no estaba en las coordenadas 'políticas' ni 'ideologicas' de la 'derecha' o la 'izquierda', el 'centro' o la 'excentrica', ni en las cornisas del partidismo doctrinario, ni bajo ningúna de esas etiquetas con las que interpretamos o nos hacen catalogar; no, nada de eso, simplemente, sentía, a nivel del autónomo sistema vegetativo de nuestro organismo, la necesidad incontrolable de llorar: no pensaba en nada más; me emcontré a mi mismo en ese estado emocional con las amarras sueltas del barco existencial.
Sintiendo visceralmente la pena del eclipse de la transparencia, la caída de la hoja de la justicia.
¿Pero por qué unos lo sienten y otros no?
¿Por qué unos lloran y otros son indeferentes
¿Es una cuestión subjetiva u objetiva?
¿Qué o quienes nos hacen sentir que algo
es 'bueno', 'malo', 'ajeno' o 'sin inportancia'?
Y a partir de aquí, después,
fue cuándo empecé a rumiar:
¿"Cogito ergo sum",
Pienso luego existo, luego Siento,
como dijo Descartes?
¿O "Sum ergo cogito",
Existo, Siento, luego pienso,
como ampliaron Kierkegaard y Marx?
Indudabemente, la respuesta está en lo último,
en el motto existencialista que determina:
"la existencia precede a la esencia",
lo mismo que Marx cuándo establece:
"no es la conciencia la que hace la vida,
sino ésta a aquella"
Es decir, primero vivimos,
sentimos, y después pensamos,
o, lo que es lo mismo,
primero nos aprehendemos,
nos sentimos a nosotros mismos,
en un mundo dado,
en unas circunstancias dadas,
en un vademecum de valores y principios dados; después, al crecer y desarrollarnos,
puede ser que lleguemos a negarlos
y a transcender lo que nos enseñaron,
o puede ser que permanezcamos en la placenta donde nacemos y germinamos
con las etiquetas y motivos correspondientes
para continuar varados, o quizás sea, claro,
porque ello es complejo
de muchos matices colmados,
que nos formemos eclécticamente
tomando de aquí y allá
según los intereses económicos
que representamos y la magnitud
de la conciencia de clase
a la que hemos llegado.
Subyacente a todo ello,
debe de haber en el subconsciente coletivo una tendencia innata en nosotros
--reprimida, obviamente, en el capitalismo,
y en toda sociedad dividida en antagonicas
clases sociales--,
hacia la racional realización de establecer
en el grupo humano en el que vivimos
la práctica --pongamoslo en éstos términos--
de los "vasos comunicantes",
para que el "agua" que necesitamos para vivir
llegue en todos al mismo nivel
y así quede establecido un cierto equilibrio
y balance colectivo del que el individuo se beneficia,
y al ser ello guillotanado el dolor asi creado
produce el desate de emociones que irrumpen
sin que el pensamiento, la razón, pueda evitarlo.
Porque la Humanidad,
por cientos de miles de años,
pasó por éste estadio.
Al respecto, Richard Leakey,
el famoso paleontólogo, dijo:
"Somos humanos porque nuestros ancestros
aprendieron a compartir su comida
y sus habilidades en una honorable red
de obligaciones y responsabilidades"
Surgimos, como humanos, por la conciencia y el interés colectivo, no por el individual, por la colaboración de la obligaciones compartidas
de todo lo que representaba el sustento de la vida.
No es solamente Leakey, es también el antropólogo norteamericano Lewis H. Morgan el que, en su profundo estudio, "The Ancient Society", corrobora estos orígenes "comunistas" de la Humanidad.
Marx y Engels basaron "El orígen de la familia, la propiedad privada y el Estado", en las investigaciones de Morgan.
Pero no es solamente Leakey y Morgan, es también Bachofen el que nos vuelve a solidificar tales comienzos humanos. En su trabajo: El matriarcado: Una investigación sobre el carácter religioso y jurídico del matriarcado en el mundo antiguo, el antropólogo suizo nos evidencia que el desarrollo histórico del hombre cruza, antes del surgimiento de la propiedad privada, por el Matriarcado dónde la estructura económica, 'socializada', en el pináculo gobernativo de la mujer, era distribuída sobre la hrizontalidad de esos "vasos comunicantes" mencionados.
Según W.Reich, sólo hace unos seis mil años, con la llegada del Patriarcado, es cuándo ocurre el derrumbe de ésta etapa 'comunista' y empieza el alfa de la propiedad privada en los bienes y propiedades que se transmiten de padres a hijos --con la monogamia--
Es decir: ésto está grabado en la filogenia social de nuestro cortex cerebral bajo la cual subyacen todas nuestras taponadas inclinaciones y tendencias hacia éste ancestral-comunal balance perdido que es el que representaba --y representa-- Hugo Chávez Frías y su pueblo hoy en día bajo otros sustantivos y adjetivos, claro. Y es ésto, por ser la antítesis de éste brutal régimen actual, lo que más se persigue y se calumnia. Y es ésto lo que, al morir su líder y representante 'par excelence', mas conjoga y aflicción nos causa.
Y es ésto lo que nos ha hecho llorar,
Sentir,
mas allá de toda racional
reflexión 'política' partidista,
con Adan Chávez y Nicolás Maduro
porque ellos también representan,
como dijo Leakey,
"our ancestros" que "learned to share...food
en la "honored network of obligations"
que es la Revolución Bolivariana Socialista.
Ya nos entendimos un poco nuestro sentir,
nuestro llorar,
nuestro "Sum ergo cogito",
afuera de toda 'política'
de todo cliché y formalidad
con los que siempre nos Cubren la Realidad
...no vaya a ser que descubramos
lo que contínuamente nos quieren ocultar:
que Somos Humanos
por lo que no dejan pasar,
por lo que el famoso Leakey
nos quiso hacer ver y razonar.
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