el hombre que nunca se miraba en el espejo
excepto a las doce campanadas del reloj
todos los 31 de diciembres de todos los años
sólo tenía para verse el espacio de tiempo
que tardaban las doce campanadas
desde la primera a la última
frente al espejo reconstruía la imagen
que durante todo un año no había visto
eran siempre intensos momentos
el contemplarse a si mismo
cómo una aurora que aparecía en su firmamento
toda su historia todos sus recuerdos
formas luces caras y cuerpos
que se dibujaban en el espejo
que medía y devolvía el transcurrido tiempo
y siempre ponía para tal momentum
la música de ketelbey "in a monastery garden"
ello le daba una cadencia mística y profunda
oriental misteriosa que se reflejaba alrededor
de su rostro en el espejo
un 31 de diciembre
sonó la primera campanada del reloj
y él ya estaba delante del espejo
con las primeras notas de música
como si esperase su gran concierto
pero no se vió
el espejo no reflejaba su imagen
nada nada en absoluto
se llevó una mano al rostro
su cara estaba alli
pero no en el cristal
¿qué había pasado?
--estas ahora en otro 'jardín del monasterio'
por eso no te puedes ver--
le dijo el espejo
--pero es 31 de diciembre
y durante las doce campanadas
estaba delante de ti lo mismo
que todos los años para poderme mirar
por afuera y por dentro--
--si pero los años han cambiado
la luna que siempre te ha reflejado--
--¿qué quieres decir?--
--que el caminar del tiempo produce anamorfosis
distorsiona o transforma las imagenes incluso las borra--
--¿por qué?--
--porque las cosas tienen sus propios colores y formas
y son independientes de los colores del cristal
de los ojos con los que se las miran
y de los contornos de la luna dónde se revelan
por eso no siempre el cristal del espejo nos refleja
ni nuestras figuras ni nuestras ideas
porque en el momento que nos miramos
en él puede ser que realmente no estemos
delante de él sino en otro 'jardín del monasterio'
por eso no creas que es el espejo
el que no devuelve tú imagen
es que tú no estás delante de él
estás en otra reflexión
en otro paisaje
delante de otra clase de espejo--
habían pasado las doce campanadas
pero la música de ketelbey continuaba
era un año nuevo
sin verse sin vernos
pero en el cielo habían
blancos y negros destellos
de un camino genuíno e incierto
de otro jardín del monasterio
dónde el paso del tiempo