"El asedio a ciudades".
Si.
Es verdad.
El asedio a la Razón,
a la Libertad de los Pueblos,
a las Verdades.
Es más,
alargándonos hacia el Fondo:
bloqueados,
en ésta Dictadura Global del Capital
de un IV Reich Inconmensurable,
hemos quedado todos
acorralados en nuestras Dignidades,
"votando" con papeletas en hurnas
también sitiadas por los mismos
que ponemos en el cerco de países y ciudades.
Hoy lo que ha quedado asediado
es el Hombre en cualquier parte
donde el "free world"
nos hace creer que somos mas "libres" que antes.
Esta Gran Estafa Actual
es lo que asedia a la Humanidad
en un mundo dónde ésta Dictadura de Asaltantes
ha logrado un poder aplastante
montado sobre el Control Mental
y ojivas nucleares.
En la Introducción a su libro, "Rebelde", escribió Camus:
"Una vez, el crimen fué un grito solitario de protesta;
hoy en día es tan universal como la ciencia.
Ayer, era puesto en juicio; hoy determina le ley".
Hoy el crimen determina le ley.
Hoy, el asedio a países determina le ley.
Hoy, más que en ningún momento de la Historia,
ésta Contradicción Mortal rige la vida
del Hombre Asediado en cualquier lugar.
Pero, ¿cómo es posible que votemos
al poder a éstos acorraladores y bloqueadores de la Humanidad?.
¿Quíen nos puede explicar,
Belen,
que seamos las víctimas
las que legalicemos a los que Asedian a la Humanidad?
Por favor, Belen,
con tu mente, con tus palabras,
¿nos podrías contestar?
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"Oído, nuevos tambores de guerra
Es una alerta a la comunidad internacional sobre el asedio o acoso a la República Islámica de Irán, con una excusa que esconde interes oscuros del capitalismo imperialismo.
Belén Rojas Guardia
Para Kaos en la Red
Hoy a las 19:29
(Octubre 6 - 2010)
www.kaosenlared.net/noticia/oido-nuevos-tambores-de-guerra
Una de las tácticas de guerra más crueles y brutales que se han conocido a lo largo de la historia es el asedio a ciudades. Basta recordar el sitio de Troya magistralmente narrado en el poema homérico la Iliada, el sitio de Siracusa durante las guerras del Peloponeso, el de Jerusalén por los cruzados cristianos y el de Technotitlán que acabó con el imperio azteca. En esas circunstancias la lucha no se produce solamente entre dos ejércitos sino que afecta directamente a los pobladores quienes son sometidos a la falta de alimentos y servicios básicos. Cuba, Sarajevo, Bagdad y Palestina son ejemplos recientes de esa cruda realidad.
Sitiar o asediar una nación es actualmente mucho más sofisticado y sutil pero causa el mismo sufrimiento a la población civil. Hoy se ha refinado de tal manera, que a pesar del surgimiento del derecho internacional humanitario y las Convenciones de Ginebra (en especial los protocolos de 1949), esa táctica de debilitamiento del enemigo, se apoya irónicamente, en medidas de bloqueo y sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Para cualquier observador, la República Islámica de Irán ha sido sometida a un tradicional asedio que va desde campañas internacionales que la colocan como una amenaza a la seguridad regional y mundial, presión diplomática y fuertes sanciones económicas y financieras, intervención encubierta en asuntos internos mediante el apoyo a grupos y organizaciones políticas de oposición hasta ataques cibernéticos y fuerte presencia militar en su vecindad.
El analista internacional Kaveh L Afrasiabi, autor del libro “After Khomeini: New Directions in Iran's Foreign Policy” señaló en un artículo publicado en Asia Times on line, lo siguiente “Agregando nuevos elementos a las duras sanciones impuestas a Irán, el gobierno de Estados Unidos ha anunciado recientemente que cuatro de las más grandes compañías petroleras están saliendo de ese país islámico, en caso de ser así, significa un golpe duro a su debilitado sector energético. Algunos de los grandes proyectos, tales como el de Assaluyeh han sido forzados a cerrar, lo que incidirá en toda la economía petrolera del país en el futuro cercano. El Subsecretario de Estado de EEUU, James Steinberg, dijo el jueves pasado que la empresa holandesa Shell, ubicada en Gran Bretaña y los Países Bajos, la francesa Total, la italiana ENI y la Statoil radicada en Noruega, se han comprometido a no hacer más inversiones en Irán (…) Coincidiendo con el anuncio de Teherán de un nuevo retraso en inaugurar la planta nuclear de Busheihr, ampliamente atribuido al ataque cibernético que Teherán señala se originó en los EEUU o en Israel, estamos ante un escenario crítico para Irán, que difícilmente podrá enfrentar” (Kaveh L. Afrasiabi, Signos aciagos en un Irán sitiado, Asia Times on line, 2 de octubre de 2010)
Para muchos analistas, toda la situación apunta a un conflicto bélico similar al de Iraq, pero en cámara lenta, precedido por un asedio con participación de las agencias de inteligencia del imperio (léase CIA y Mossad) y tomando todas las precauciones necesarias con el fin de evitar lo que el Pentágono considera como el mayor riego inmediato para el debilitado sistema económico capitalista, el cierre del estrecho de Ormuz por donde transita el 45% del petróleo mundial. De acuerdo al experto en estrategia militar estadounidense George Friedman en su artículo “Rethinking Iran options”, publicado en Asia Times el 31 de agosto de 2010, la estrategia consiste en un ataque preliminar combinado EEUU-Israel a todas las instalaciones navales y militares iraníes para evitar el mencionado cierre, luego podrán bombardear sus instalaciones nucleares. No olvidemos, que al igual que con Iraq, el pretexto, mas no el fin, es que Irán logre producir armas atómicas a través de su programa de desarrollo nuclear con fines pacíficos.
Hasta hace poco, en conversación con los mejores expertos en cuestiones del medio oriente en Venezuela, entre ellos mis queridos amigos el doctor Raymundo Kabchi y la profesora Omaira Zabib, no veíamos la posibilidad inmediata de una guerra con Irán por la dimensión del conflicto y sus impredecibles consecuencias regionales y mundiales. La esperanza también la compartían otras grandes potencias como China, Brasil, Turquía e incluso Rusia que abogaban por continuar el diálogo y las negociaciones de intercambio de material enriquecido para la planta de energía nuclear iraní, cuyos propósitos son fundamentalmente médicos y de producción de energías alternativas.
No obstante, luego de visita del Presidente Ahmadinejad a Nueva York el pasado mes de septiembre para asistir a la Asamblea General de la ONU, ni Washington ni los países involucrados en la negociación del desarrollo nuclear iraní, han manifestado algún genuino interés en ir adelante con una nueva ronda de negociaciones, a pesar de los gestos conciliatorios y el optimismo por un nuevo diálogo mostrado por el propio Ahmadinejad en esa oportunidad, incluyendo su ofrecimiento de detener su programa de enriquecimiento de uranio al 20%, si el convenio de intercambio suscrito con la mediación de Turquía y Brasil era aceptado por el grupo de Viena (EEUU, Francia, Rusia) y la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
Sin duda los tambores de guerra están sonando y la comunidad internacional parece sorda o distraída con problemas domésticos: Urge volver los ojos hacia Irán antes que sea demasiado tarde. No olvidar que un país sitiado es la evidencia de una táctica de guerra prolongada largamente utilizada por los grandes poderes mundiales en su afán de apropiarse de recursos vitales a su subsistencia (léase petróleo, gas y agua). Un Irán sitiado, acosado, como dijo el Presidente Lula da Silva, crea mayor inestabilidad en una región ya de por sí explosiva. En este caso, podríamos escuchar los primeros fragores de una guerra pero nadie puede predecir hasta dónde, cómo y cuándo se extenderá.