Ese estar aquí, hoy, y mañana, no.
Ese shakespeare ser-y-no-ser.
Ese vivir y dejar de vivir.
Ese aparecer y desaparecer
por arte de birlibirloque.
Ese abracadabrante de luz
y eterna sombras que esperan
a la caía dela tarde...
Esa conciencia que se hace llegar,
que se hace partir,
para no volver Nunca Más.
Esa incomprensible prestidigitacion
del conejo blanco que entra y sale
del sombrero de copa del prestidigitador.
¿Por que?
¿Para qué?
¿Puede ser de otra manera?
¿Se interpreta diferentemente en otros lugares del Cosmos?
Si.
Pero pongamos ahora la ecuación
en sus términos correctos:
En lugar del 'no Entiendo la muerte',
se tendría que decir:
No entiendo a la cabeza que no la entiende.
"Dios puso a Adán y Eva en el Jardín del Edén (Génesis 2:15), el paraíso, y para probar su fidelidad y obediencia les dio el mandato de comer de todos los árboles del huerto, excepto uno, llamado árbol de la ciencia del bien y del mal (mas no les prohibió comer del árbol de la vida) indicándole a Adán y Eva que si comían los frutos de él, iban a morir (Génesis 2:16-17)."
Aquí está la clave de ello: en el mito del Génesis.
Dios castigó al hombre con la muerte si comían el 'fruto prohibido'.
¿Es que el hombre no moría antes de la transgresión?.
Claro que moría, todo nace y muere.
Pero el castigo consistió
'en hacerle ver su propia muerte',
en adquirir una conciencia,
un particular cerebro interpretativo de ella
que le causara sufrimiento y miedo.
Ésta clase de hiperdesarrollado cerebro,
que no tenía el hombre antes
de comer 'el fruto prohíbido',
y, que, por consiguiente,
no le causaba sufrimiento
porque 'no le hacía ver su propia muerte',
--y de ahí la supuesta "inmortalidad"--,
fue el que, al incrementarse hiperbólicamente
como consecuencia de 'comer tal fruto',
'lo condenó a morir'.
La muerte, tal como el hombre,
en sus diferentes culturas,
la interpreta,
la piensa,
la siente,
la padece,
no existe, no es real:
es tan sólo el castigo que venimos padeciendo
desde que nos arrojaron del Eden
por haber comido 'el fruto prohibido'
lo que puso en marcha el crecimiento
de un exagerado volumen cerebral que se disparó
en flagrante y mortal contradicción con el resto
de nuestro cuerpo y de nuestro ser.
(Ningún anrtropóide 'sufre por su venidera muerte',
y no es porque 'no tiene mente para ello',
no es porque sea 'menos inteligente que nosotros',
no; es, simplemente, porque ningúno de ellos
'comió del fruto prohíbido'
y así, con un cerebro equilibrado al resto de su ser,
'se libraron de morir')