¿Qué hay en unas pelotas de metal pulido y una bolsa de polvo blancuzco para que sean capaces de aniquilar una gran ciudad?
Tomamos de "Cubadebate" (23 Septiembre 2010) la última parte de:
"Extraordinaria historia: Así funciona un arma nuclear"
"....¿Estamos listos para volar algo serio? Pues vamos allá. Atención, porque va a ocurrir todo en pocos microsegundos:
1.-- Nosotros nos limitamos a activar los detonadores exteriores del explosivo convencional, y ya no tenemos que hacer nada más. De lo único que tenemos que asegurarnos es de que la detonación sea muy precisa, pues de lo contrario la onda de choque será asimétrica y el material no implosionará perfectamente hacia el centro.
2.-- El explosivo convencional que envuelve la esfera de plutonio-berilio estalla. La parte de la onda de choque que viaja hacia el interior comprime violentamente la esfera hueca hacia su centro geométrico, aumentando su densidad y temperatura a alta velocidad.
3.-- El hueco interior desaparece. La esfera es ahora sólida y se está ultracomprimiendo contra la fuente neutrónica interior.
4.-- Si la bomba está bien diseñada y ejecutada, ocurren cinco fenómenos simultáneamente en menos de un microsegundo:
--El plutonio se vuelve supercrítico, con lo que ya puede iniciar la reacción en cadena.
--La fuente neutrónica del centro se activa por temperatura/presión e inunda instantáneamente el plutonio con neutrones rápidos que lanzan la reacción en cadena por todas partes a la vez.
--La reacción en cadena del plutonio se inicia en avalancha. Comienza a producirse energía.
--La esfera exterior de berilio rebota los neutrones que intentan escapar de nuevo hacia el interior.
--Todo esto coincide con el pico máximo de presión ocasionado por la onda de choque del explosivo convencional, con lo que la reacción, en vez de disgregarse, se concentra cada vez más.
5.-- Se produce una reacción en cadena instantánea de alta energía durante un cuarto de microsegundo. El centro geométrico del arma salta de golpe a estado plasmático, con una temperatura equivalente a cientos de miles de grados centígrados, con lo que la reacción se embala aún más.
6.-- Estas reacciones producen una violenta oleada de radiación fotónica electromagnética -luz visible, radiofrecuencia, infrarrojos, gamma, rayos X- que escapan al aire circundante a la velocidad de la luz. Se inicia el destello más brillante que un sol. Conforme la funda de berilio termina de desintegrarse durante otro cuarto de microsegundo, se le unen los neutrones rápidos que escapan de las reacciones en cadena en forma de radiación neutrónica.
7.-- La energía así generada comienza a disgregar el material y supera por muchos órdenes de magnitud la “energía implosiva” producida por el explosivo convencional, que se torna irrelevante en comparación. El plutonio que no ha fisionado todavía se vuelve de nuevo subcrítico y la reacción en cadena se interrumpe.
En menos de cinco microsegundos, el fenómeno ha finalizado y tenemos un cogollo de alta energía ultraconcentrada que se irradia velozmente en todas direcciones; la mayor parte, a la velocidad de la luz. Cuando esto ocurre dentro de la atmósfera, lo que hay en todas direcciones es, fundamentalmente, aire. Este aire absorbe parte de la radiación ultravioleta, parte de la gamma y casi todos los rayos X.
Como consecuencia, el aire se calienta en forma de una burbuja que se expande a varias decenas de millones de grados centígrados; esto se conoce como esfera isotérmica y brilla como cientos de millones de soles, desintegrando súbitamente todo lo que esté a su alcance. Cualquier persona que mire en su dirección quedará ciega al instante. Unos cien microsegundos después, su temperatura ha descendido a 300.000 ºC y ya sólo brilla como diez millones de soles; entonces, comienza a formarse una onda de choque en su superficie. Esto es la separación hidrodinámica. Esta onda de choque, que echa a correr a cien veces la velocidad del sonido (sí, Mach 100), no sólo transporta una brutal energía cinética sino que calienta por compresión las capas de aire de alrededor hasta unos 30.000 ºC: cinco veces la que hay en la superficie del sol. Todo lo que quede dentro de esta región (unos 220 metros para una bomba de 20 kilotones, menos que Nagasaki) resulta reventado y vaporizado sin importar de qué material estuviera hecho. No existe materia bariónica en el universo conocido capaz de resistir estas temperaturas ni muy remotamente. Estamos en la llamada área de aniquilación.
En este punto, la temperatura va cayendo a unos 3.000 ºC. Esta primera bola de fuego deja de brillar y se vuelve transparente, fenómeno conocido como la ruptura (breakaway). Pero entonces la esfera isotérmica aparece de nuevo por detrás, aún a 8.000 ºC; impacta contra la onda de choque que ha ido perdiendo velocidad y la realimenta violentamente, provocando así una tormenta ígnea en todas direcciones a miles de grados de temperatura y velocidades supersónicas. Es la onda de choque termocinética o segundo pulso, causante de la destrucción extensa típica de las armas nucleares, que en las más potentes puede llegar a decenas de kilómetros. Las personas mueren abrasadas, reventadas y por efecto del colapso de los edificios y el impacto de los proyectiles que vuelan a gran velocidad hacia todas partes (notoriamente, los cristales). Conforme aumenta la distancia, poco a poco, la onda de choque se va disipando (las colinas y otras irregularidades del terreno pueden proteger a lo que haya inmediatamente al otro lado). Pero la cosa no acaba aquí.
Volvamos al principio. Teníamos un cogollo de alta energía irradiando a su alrededor. Hemos visto lo que ocurre con la parte de esta energía que interactúa con el aire, pero resulta que el aire es transparente al resto. El resto de la energía, pues, viaja libremente a su través hasta chocar con otras cosas sin que nada la pare por el camino, decreciendo sólo con el cuadrado de la distancia (por teoría de campos). Hay una parte de los rayos gamma, por ejemplo, que atraviesa el aire sin más e irradia lo que haya alrededor, incluyendo por supuesto a los seres vivos. A los seres vivos, la radiación gamma masiva les sienta fatal, pero fatal de veras: la tierra se vuelve estéril y la gente y los animales mueren al momento o más tarde, de síndrome radioactivo agudo. Esta es la irradiación directa de un arma nuclear.
¿Te acuerdas de todos esos neutrones que escaparon cuando finalizaba la reacción en cadena? Bueno, pues esos también llegan detrás, y la radiación neutrónica es extremadamente penetrante. La más penetrante de todas, capaz de atravesar metros de hormigón armado. Bien es cierto que estos interactúan un poco más con el aire… para producir más radiación gamma. Pero los neutrones hacen algo que no hacen las otras formas de radiación: cuando alcanzan los átomos circundantes, los desestabilizan y los vuelven radioactivos también. Y a continuación viene la onda de choque, para pulverizarlos y esparcirlos por todas partes: es la primera fase de la contaminación radiológica, a la que pronto se sumarán los restos de la bomba y los isótopos radioactivos formados al paso de la esfera isotérmica. Cuando la onda de choque cese, la nube en hongo y los vientos terminarán de esparcirlos por todas partes.
¡Volvamos otra vez al principio! Una vez más, sólo una vez más: te lo prometo. La bomba ha emitido también grandes cantidades de energía fotónica/electromagnética en forma de radiofrecuencia, a las que hay que sumar las emisiones de los átomos excitados de la esfera isotérmica. Esto produce varios fenómenos curiosos, que eran en su mayor parte secretos hasta hace poco tiempo. Para empezar, por ejemplo, tenemos los pulsos electromagnéticos; no obstante, cuando la explosión se produce dentro de la atmósfera estos pulsos no llegan muy lejos y sus efectos sobre los equipos eléctricos y electrónicos resultan indistinguibles de la misma destrucción ocasionada por el arma. Sin embargo, también se producen otros más extraños como el oscurecimiento (blackout), que bloquea las ondas hertzianas (y con ellas las transmisiones de radio o televisión, el rádar y demás). Este oscurecimiento radioeléctrico es todavía muy poco conocido a nivel público, pero se sabe que se origina al menos de tres maneras diferentes y puede durar horas o días (hasta que se disipa el aire altamente ionizado).
Así funciona una bomba de fisión como la de Nagasaki y en general las primeras que hicieron los EEUU, la URSS o cualquier otro país. Su principal problema es que existe un límite práctico a la potencia que pueden liberar, directamente dependiente de la cantidad de plutonio que cargue y tu pericia científico-técnica a la hora de extraerle una eficiencia máxima. En el mundo real, resulta impráctico hacer armas de fisión pura con más de quinientos kilotones; y sale antieconómico superar los ochenta o cien (cuatro veces Nagasaki). Además, son muy poco flexibles."
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manuel cidoncha-hinestrosa dijo:
Su comentario ha sido recibido.
Es difícil no hacer un comentario
después de leer lo que hemos leído.
¿Es real?.
Claro, es real.
Una “reacción en cadena”, “fusiones” y “explosiones”
de ideas y sentires nos acuden a la cabeza…
Desde el hacha de piedra a ésto…
apretando mucho la imaginación lo pudieramos entender,
(aúnque es bien rarísimo en tan poco tiempo y espacio),
pero lo que No Comprendemos En Absoluto
es que una especie haya alcanzado
éste asombroso conocimiento
para ponerlo al servicio de la monstruosa destrucción
de sus semejantes:
Esto Si Que No Lo Comprendemos
…al menos, claro,
que esa especie haya alcanzado un nivel tan DE-MENTE
que ya no se pueda aprehender así misma:
porque ya sabemos que un loco
no se puede diagnósticar a si mismo.
Este es el caso del auto-llamado “homo sapiens”,
porque, claro, éste nivel de horrendos asesinatos masivos
ya no se puede explicar y sustentar
bajo la hermenéutica de “la lucha de clases”,
aquí, dada la biopática magnitud de éstas ‘armas’,
hay algo muchísimo mas patógeno y enfermo,
es obvio.
¿La prueba de ello?
La prueba es muy simple:
el hecho de que éstas demenciales armas,
máxima expresión de una Locura Colectiva,
sigan ahí sin ser automáticamente erradicadas
en unos sistemas que se llaman "democracias".
(Y que no se nos diga, por favor, que éstas 'armas'
pertenecen tan sólo a “la clase dominante”,
porque desde los “dominantes” y los “dominados”,
pasando por los constructores de esas armas:
la cultura, el conocimiento, las universidades,
los científicos y los colaboradores y trabajadores implicados,
todos formamos hoy un día el mismo conglomerado
en ‘Wall Street’, en los “votos”,
y en las obvias complicidades conjuntas que portamos)
En ningún lugar del inconmensurable Cosmos,
con las innumerables criaturas que lo deben poblar,
ha pasado nunca nada igual:
que una de esas criaturas haya descubierto el secreto de la materia
y haya fabricado “una estrella”
para lanzársela a sus semejantes
para poderlos controlar y explotar. Esto,
LO ASEGURO AXIOMATICAMENTE,
ES TOTALMENTE DESCONOCIDO
EN TODO EL UNIVERSO INTERESTELAR.
(Estamos Solos, Solos, en el el entero Universo,
con nuestro 'sui generis' corto-circuito cerebral,
y quizás sea ésta la verdadera tragedia,
que, subconscientemente, acarrea la humanidad,
aquella a la que fuimos condenados
cuando comimos el "fruto prohíbido"
y nos arrojaron a la patada del Eden ancestral)
Por lo tanto, aqui, en La Tierra,
con ésta especie humana,
“creada a imagen y semejanza e Dios”,
ha debido pasar algo extraño, muy extraño y aberrante
para que ésto haya tenido lugar.
Espeluznante extrañeza que me ha puesto “los pelos de punta”
al verme que pertenezco a esa misma especie de animales
que han fabricado ese arma nuclear
con el fín de “evaporizar” a sus semejantes
para poderles “ganar”.
Renuncio y Dimito de la especie humana
a la espera de que algún día
alguíen o algo nos cure de ésta Espantosa Enfermedad.
P.D.:
Sólo me queda dáros las Gracias
por hebernos explicado algo que,
tal vez por culpa y verguenza,
nadie se atreve a tocar:
como funciona las “bellezas” del arma,
que, “par excellence”,
a todos mata “por igual”,
símbolo representativamente exacto
de ésta “democracia” internacional
que dice respetar “los derechos humanos”
…de los que tienen que “evaporizar”.
# 23 Septiembre 2010 a las 15:56