Sunday, September 13, 2009
A MI PADRE
Nombre: no se lo pregunte.
Domicilio: en una caba~na, con una huerta, en las afueras de Villalba del Alcor, Huelva, Espan~a.
Edad: no se acuerda.
Vive: "tirando de la cuerda, mire usted...hasta que no pueda", me dijo.
Nombre del burro: Candido.
Despues se saco de una talega, pan, queso, chorizo, y una botella de vino. Y me invito. Y comimos. Y bebimos. Era un dia de Diciembre, por la man~ana, y hacia un poco de frio. Nos sentamos bajo un arbol.
Unos pajaros, a distancia, nos miraban sorprendidos.
Y prosiguio:
"La vida es una cuerda, larga, muy larga, llega desde la tierra al cielo, y del cielo vuelve a bajar a la tierra, y al nacer a todos nos condenan a tirar de ella. Tiramos hacia donde nos lleva, porque la que manda es ella. Tiramos llevandonos a cualqiera por delante. Tiramos hasta que un dia se parte. Y entonces cada cual tira por su lado. Asi hasta el final: el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Y como si nunca hubiesemos nacido"
Con una navaja milenaria cortaba con destreza el queso y el chorizo que se lo ponia en el pan, despues se empurraba la botella y parecia resucitar.
"Yo trabajo en estos campos desde que era nin~o, no he conocido otra cosa, y ya soy viejo, sin mujer, sin hijos. La mujer ...se fue, no se donde esta; los hijos...se fueron a sus nidos. A fin de cuentas, todo en esta vida termina yendose, desapareciendo, hasta la cuerda que remolcamos, cuando se rompa un dia, desaparecera. Asi que es normal."
Quedo callado.
Masticaba despacio, como si triturara algo sagrado.
Sus ojos cobraron unas nostalias de ermitan~o abandonado.
"Sabe usted por que tenemos que tirar de la cuerda?"
Hubo un silencio. Yo no queria intervenir. Trago lo que tenia en la boca. Se dio cuenta de que yo no diria nada.
"Porque la vida es un estomago, un estomago que tenemos que llenar. Llenar es tirar. Se da cuenta ahora de lo que quiero decir?". Y el estomago es individual; yo no puedo comer por usted, yo no puedo cagar por usted. Nacemos solos y morimos solos, lo demas son cuentos. Y la cuerda de la que tiramos se llama soledad, la conoce usted?"
Lo mire. No supe que decirle.
"No se preocupe. No tiene por que responder. Todos la conocemos, claro, pero nadie la quiere ver. Yo, siempre en estos campos, dias, noches, an~os, la he tratado mucho, y quiere que le diga una cosa: siempre me fue fiel, nunca se aparto de mi lado ni con nadie me traiciono. Es lo unico en la vida que nunca, ni me ha mentido ni me ha tratado mal, y, ademas, quiere que le diga una cosa?, siempre supo aconsejarme bien sobre lo que debia hacer. Asi que nada le tengo que reprochar, nada, esa es la verdad, y a pesar de que tengo que jalar de ella a todas horas, si quiere que le diga una cosa: ya no podria soportar la vida sin ella."
Candido pastaba cerca. Era un burro grande, blanco, sus ojos miraban como desde un ignoto espacio.
Aquel extran~o hombre hizo una pausa intencional.
Yo comia. No queria intervenir en la conversacion. Ademas, solo estaba alli porque lo queria escuchar.
La comida estaba riquisa. El vino delicioso. Y el campo, de postre, ofrecia su espiritu de oro.
"Si, la soledad es la unica que siempre nos es fiel. Y sabe usted donde esta? Pues en el extremo de la cuerda de donde tenemos que tirar. Siempre esta alli. Por mas vuelta que demos, por mas tretas que montemos, por mucho que nos engan~emos...es inutil...siempre esta alli, siempre tenemos que apechugar con ella".
Habia en el campo un silencio crepuscular. El cielo y la tierra se conjuntaban sin orillas como un mar testigo de lo que bajo aquel arbol podia pasar. Candido enpezo a rebuznar.
"Eso es lo que me gusta de los animales: que de la cuerda nunca tienen que tirar. Candido, burro viejo ya, aunque usted no lo crea, ha sido y es mi maestro. Yo he aprendido mucho de el, aunque le parezca una tonteria. Los animales tienen la cabeza que necesitan, ni mas ni menos, ni menos ni mas; tienen lo justo, lo necesario, por eso, este, no conoce la soledad, porque solo sabe rebuznar: por eso podemos aprender de ellos...aunque quiere que le diga una cosa...?"
Bajo su voz y se acerco lo que pudo hacia a mi oido
"No aprendemos de ellos porque somos mas burros que ellos"
Y solto una risa que espanto a los pajaros que nos miraban sorprendidos. Recogio sus cosas, se monto en su burro, y una vez arriba de el, levanto una mano sen~alandome hacia algun lugar, y como si quisiera iluminarme un camino por el que yo tendria que pasar, alzo su voz:
"Alli, alli tiene usted su casa!
Si algun dia quiere ir a visitarme le ensen~are como hay que tirar de la cuerda de la que le hable!".
Y se alejo como habia llegado.
Y yo me quede pensando.
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