aparecemos al nuevo día
en la jaula apartamental,
hotel de silencio
en puntas afiladas de acero
que se clavan
en lo profundo del ser
como si un extraño dibujo
hecho en otra galaxia
nos llegara al instante
para advertirnos
de la fragilidad
de un iceberg dónde vamos
al garete
sin remos y sin timonel.
y el silencio,
ese maremoto que todo lo arrastra
y lo vuelve a poner
de dónde un día lo arrancamos,
se apodera del viento y del pasado
oye hijo mío el silencio,
es un silencio ondulado,
un silencio
dónde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo
garcía lorca
un silencio azul y negro
ahoga el recuerdo
abandonamos nuestra vida
en los estados unidísimos,
la metimos en cajas
y cada vez que la sacamos
de esas cajas
sentimos que aquí
no encajan...
un desajuste
inexplicable hacia afuera
dónde rigen otras coordenadas,
otras aristas,
otras arenas,
ajenas al romero
de otras fronteras
que a sembrar cabalga.
ser en la vida romero
sin más oficio
sin otro nombre
y sin otro pueblo...
león felipe
un silencio azul y negro
ahoga el recuerdo
un pasado nivelado
curva el tiempo
y heridas que no cierran
abren cuevas y palacios.
abandonamos nuestra vida,
la metimos en cajas,
y al abrirlas aqui,
"pirueta grotesca y funambúlica",
nos encontramos conque
"franco, el sapo iscariote y ladrón,
repartiéndo castigos y premios",
seguía aún de vivo-muerto
león felipe
un silencio azul y negro
ahoga el recuerdo
y enroscado
en la hélice del tiempo
baja y sube
llevándonos
a esos valles y ecos,
sin más oficio,
sin otro nombre
y sin otro pueblo...
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Callejón de la Luna
por dónde siempre vamos
bajo estrellas fugaces
que llegan y pasan
sin dejar huellas,
sin que el espejismo
del 'aquí y ahora'
sepa en qué participa.