Érase una vez un lejano país donde existía un reino dónde todos los súbditos vivían conformes y felices con su rey y su reina.
El rey tenía una hija princesa que era su predilecta. Al acercarse el cumpleaños de la princesa, el rey no hacía más que pensar en qué le podría regalar en esa importante fecha de su vida.
Un día, paseando los dos por los frondosos jardines de palacio, el rey abordó el tema con el gozo y la satisfacción de poder hacer feliz a la princesa, preguntándole si le gustaría tener por su cumpleaños un hermoso caballo blanco que corriera por los campos verdes y dorados.
La niña lo miró, con sus ojos entornados, como si sus deseos y fantasías fuesen mas grandes y soñadores que ese hermoso caballo blanco...
--¿Tal vez un viaje al próximo reino dónde se va a celebrar un concurso de princesas para ver cúal de ellas es la más hermosa? ¿Te gustaría?
La princesa, con ojos nostálgicos, miraba al rey tratando de adivinar si su padre podría penetrar lo profundo de sus anhelos y caprichos...
--¿Un yate?, ¿te gustaría un yate para navegar por el mundo y conocer otros reinos lejanos?
La princesa ahora jugaba entre las flores, traviesa y ajena a las proposiciones de su padre.
El rey se quedó pensativo, y, como si un rayo de luz le hubiése atravesado su alma, llamó a la princesa...
--...Ya lo tengo...Seguro que éste regalo te gustará
--¿Qué es, papá?
Y, conteniéndo su alegría, el rey se metió la mano en el bolsillo de su regia túnica azul y se sacó al país de él, y, poniéndolo en sus manos, ante la expresión de regocijo de su hija, se lo ofreció a la princensa, diciéndole:
...Y colorín, colorado, éste cuento se ha acabado.
Existen muchos cuentos del "Érase una vez"
Pero asi es la Historia y sus leyendas.
Ha habido de todo.