Tenemos que ponerlo en nuestra bitácora.
Tenemos que ponerlo.
Es un "poema" abierto,
a todos,
al viento,
al cielo,
al pozo desvanecido
de la razón,
sin métrica,
sin endecasílabos
ni alejandrinos,
que nos acusa
a viva voz.
Y es a grito limpio,
sin importarnos ya si nos oyen o no,
como se recitan los tuétanos,
como se expulsa la sangre,
la carne,
los huesos,
el corazón.
Decía León Felipe que los poemas
sólo pueden escribirse:
a) de vuelta de una pesadilla
b) borrachos, y con un rítmo de hipo
c) desde el trapecio aéreo de la locura
d) ante el portón abierto de la Muerte
Pero también pueden escribirse y reventar
desde la última lámina del dolor,
cuando, ante la brutal indiferencia del mundo,
nos arrojamos al vacio,
ya sin redes,
a declamar nuestra desesperación...
Oídlo.
Oídlo...
Pero escuchadlo con devoción:
es el grito de todos
que ha llegado
al final de su contención:
el "poema" ya público,
sin redes,
de la desesperación: