llo ziempre e zio
un bagon desenganchao,
y a la primera maquina
que a pazao,
me he pegao"
"Mire usted,
yo siempre he sido
un vagon desenganchado,
y a la primera máquina
que ha pasado,
me he pegado"
Lo conocí hace años en un pueblo andaluz,
blanco, árabe y medieval,
dónde la luz corre en lugar de andar,
y la luna, en noches arcanas,
hace de centinela de torres
y de anónimas vidas humanas.
Juntos tomamos unos vasos de vino en una taberna donde latía ese pulso de la tribu humana que ya se ha diluído.
Su nombre, Er Torcio, su mirada vieja, muy vieja, por todo lo aprendido; sus ojos, telescopios hundidos que un día pasaron por paísajes ya desaparecidos. Un vaho de melancolias perdidas, ya olvidadas, revoloteaban alrededor de su conversación y dichos. Una sabiduría de milenios, sin que él lo notara, se esparcía a su alrededor a través de todos sus orificios.
Yo me quedé pensando en lo que me había dicho y le confesé, bajo el buen vino, que a mi me pasaba lo mismo.
Me miró de reojo, y sentí que su estatura había crecido y que me observaba desde una atalaya alta, muy alta, a la cúal yo nunca había subido. Hizo una pausa burlona para que continuara y se zampó el vaso de vino.
Yo tambien soy, como usted, un vagón desenganchado y a la primera máquina que pasa, si me deja, me pego para no andar solo la incertidumbre y el miedo de los caminos.
Me observó atento, escudriñando mis abiertos postigos.
Hizo una gran pausa que flotó sobre el murmullo de voces que se dibujaban en aquella taberna que en aquellos momentos gobernaba todo el mundo conocido.
...Dégeze de tontería...ezta uzte decarrilando er bagon donde ba zubio...A to no paza lo mizmo...La bida e un tren