Vivo, como decían los griegos --no los de la 'crisis' actual, los otros-- en mi tiempo de diagogos, palabra intraducible, pero que significa algo asi como ocio elegante, reposo distinguido, vamos, en cristiano, jubilao; lo cúal quiere decir que ya no soy un esclavo asalariado.
(Ahora estoy en otra clase de esclavitud:
frente al espejo)
Decía Marx --que era muy listo-- que el obrero se encuentra a si mismo sólo cuando no está trabajando; cuándo está currelando no se siente a si mismo, porque el régimen lo reduce a una máquina, y con el tiempo lo reemplaza por una.
(En mi antiguo puesto de trabajo ahora hay una máquina, una computadora. El otro dia me pasé a visitar a mis antiguos compañeros de labor y sólo me encontré com-puta-doras, una forma de impuesta prostitución mecanicista que me partió el alma)
O sea, que ahora puedo ser yo.
(El cómo puedo ser yo si no-sé-quien-soy-yo es un conundrum epistemológico y óntico que lo vamos a dejar aparte para no liarnos)
Yo soy yo y mi ocio.
Y ésto se logra --tarde ya-- cuándo
se es un anci-ano
(Me gustaría ser un ano-anci, pero no puedo
porque el ano, destinos anatómicos antagónicos,
no puede entrar en la metamorfosis del anci
...al menos que no nos dediquemos
a esas cosas pecaminosas
que no se las contamos a nadie)
Dentro de poquísimo tiempo,
con el permiso de Zeus,
entraré en la clotoide
de los tres cuartos de siglo.
Entraré en tres cuartos.
--Uno, la segunda ley de termodinámica:
la entropia, pia, pia, pia
(Aún estoy en el primer pia)
--Dos: el anfiteatro del status de muerto-vivo
dónde el muerto, ni acaba de vivir,
ni el vivo termina de morir.
(Una ambivalencia aún no estudiada
que no queremos digerir)
--Tres: la muerte,
al poco tiempo, olor pestilente
(Debe ser el aroma del alma
que reclama su realidad inmanente)
Dentro de poquísimo tiempo,
con el permiso de Zeus,
entraré en la clotoide
de los tres cuartos de siglo.
Yo, antes, cuando era productivo ,
y no un parasito como ahora,
calculaba clotoides.
Y ahora me dedico a calcular la clotoide
que pasa por éstos tres cuartos...
Y aqui hay, como en todo, una gran metáfora,
una gran parabola.
Cristo hablaba en parabolas, cúbicas y cuadradas,
y, sin calcular, las gentes lo entendían
y encendían el candil de sus esperanzas.
Porque la clotoide es lo que se llama una parabola cúbica
que enlaza dos puntos curvilineamente,
pero rompiendo la matematica de la circunferencia,
y es un tanto complejo porque enlazar armónicamente
dos puntos distantes, por ejemplo,
la vida y la muerte, nunca ha sido fácil.
La parabola cúbica es la más usada en la trancisión de curvas, es casi idéntica a la clotoide, pero doña clotoide es la reina de todas las curvas de trancisión porque r, radio, y l, longitud, estan siempre en una relación constante,
y, cuándo el vehículo --la existencia del hombre--
circula por ella con constante velocidad,
se produce el prodigio de que la fuerza centrifuga que recibimos es directamente proporcional al tiempo que pasamos por la clotoide.
Una maravilla de cálculo
Todos vivimos en un cubo.
En el cubo de nuestro ácido desoxirribonucleico
(¿Cómo podemos vivir dentro de ésta palabrota?)
En la cubeta biológica, histórica,
geográfica, sociológica,
económica, psicológica, emocional,
que nos ha tocado en la tómbola al llegar.
(Nada de lo que tenemos es nuestro;
todo es prestado, copiado o robado)
Y dentro de ésta cubeta tenemos
muchas parabolas cúbicas
y clotoides que calcular para,
al enlazar el alfa con el omega,
lo hagamos con una curva de trancision
donde la fuerza centrífuga que recibimos,
en el vehiculo dónde vivimos,
sea directamente proporcional
al tiempo que pasamos en la clotoide,
desde el nacimiento a la muerte,
desde BT, Beginning Tangent,
hasta ET, End Tangent.
Y a eso me dedico
en estos tres cuartos
...dónde estoy metido.