es la vida la que nos posee.
Nos posee y nos Empuja.
Nos Empuja al entrar, al nacer,
la madre Empuja por horas.
Nos Empuja al salir, al morir,
hacia el irreversible fín.
Nos Empujan las circunstancias,
el pozo del subconsciente,
la objetiva mundanidad,
la necesidad de soñar,
el deseo de gustarles a los demás,
los instintos de tener pan,
la curiosidad,
la sociedad,
el sueldo,
la familia,
la soledad,
el amor,
la amistad,
el 'perpetuum mobile' de explorar,
la 'libido dominandi' de follar,
la cronología de la cuna a la tumba
que no podemos evitar,
los otros, para que despejemos sus sendas
y ellos puedan pasar.
Y, lo peor,
nos empujamos a nosotros mismos
con el fantasma de la sinrazón
tratando de detener, inútilmente, el Empujón.
Y aquí es dónde salta el ostracismo,
la enajenación,
el tropezón:
tropezamos, con la piedra de siempre,
al querer estar 'en control'
El "homo sapiens sapiens" es el único ser
con conciencia de Empujado
que rehusa aceptarse como tal;
porque ello aniquilaría su ficticia 'libertad':
su albedrio,
su voluntad
...esos botes salvavidas
que llevamos a bordo
porque sabemos que sin ellos,
con cualquier Empujón del mar
podríamos naufragar.