Porque la soledad,
como todos los caninos,
entre cuatro paredes
no se puede quedar;
¿dónde va a hacer sus necesidades?,
¿sus obligatorios ejercicios corporales?,
¿como ser saludable y tener vitalidad?.
A diferencia del can,
no necesita cuerda ni bozal,
ella es mucho mas dócil a su amo,
al propietario de su bienestar;
no tiene que estar amarrada
ni tapársele la boca
para que no pueda atacar,
porque siempre a nuestro lado está
y a nadie le hace mal:
sin cuerda,
sin bozal,
contenta ella
...se la sabe tratar.
Yo la cuido muy bien,
como digo,
y todas las tardes la saco a pasear
para tenerla contenta
y nunca me pueda abandonar.
¿Qué haría yo ya sin ella
después de toda una vida juntos,
después de éste compañerismo esencial?
¿Que sería yo ya sin éste perro fiel,
cariñoso, agradecido, obediente,
que no ladra,
que no le hace daño a los demás
y es leal?
Por eso, todas las tardes,
en punto,
la saco a pasear;
ella me sigue,
es mi sombra,
de la que nunca me puedo separar,
firme pilar ya de mi desvalida existencia
que necesita esta clase de perros
que tantos siglos lleva con nosotros
en nuestra horfandad,
llevando, orgullosos,
el título que le hemos otorgado
desde tiempo inmemorial:
"El mejor amigo del hombre,
de la humanidad".
Yo, todos los dias,
la saco a pasear.
Lo único que no me gusta de ella
es que siempre quiere mear
en el único árbol
que cuído de manera especial:
El Arbol del Olvido.
Pero la puta perra
--ahora si que la quiero llamar así--,
siempre que pasamos por allí,
como no va amarrada,
levanta la pata y orina
en él con gusto angelical;
y con tantas meadas
el Arbol se empieza a marchitar
y me temo que se este secando,
decaíga el Olvido
y empiece a Recordar;
no lo quiero ni pensar...
Por lo demás
me llevo bien con ella,
y la cuido,
como digo,
para tenerla contenta
y nunca me pueda dejar.
Tengo Soledad para largo...
cada día mas gorda y saludable:
es una felicidad.
Por eso, todas las tardes
la saco a pasear
por éstas playas y bellos paisajes
donde ella y yo,
juntos,
forjamos nuestra alianza vivencial.